El reverendo Carlos Medina reflexionó sobre la “Relación de la Eucaristía con el Sacerdocio”. En ese sentido, llamó a todos los católicos a ser sacerdotes en sus hogares y lugares de trabajo. Pidió seguir el ejemplo de la beata Chiquitunga, de “vivir al estilo de Jesús”.
“Todos los cristianos estamos llamados en nuestra vida a ser discípulos de Jesús”, expresó. Asimismo, pidió hacer el bien por amor a los demás y vivir la eucaristía con el mismo amor con el que lo hacía la beata, María Felicia de Jesús Sacramentado.
El sacerdote recordó que en este país “todos tenemos derecho a llevar una vida digna” y afirmó que, “por encima de los intereses particulares”, debe primar el bienestar del prójimo.
Medina señaló que la eucaristía es “la manifestación del amor incondicional de Dios”. “Si Jesús entregó la vida por los demás, no podemos pretender vivir de otra manera, como bautizados, sino proceder de la misma manera haciendo que se haga presente el amor de Dios y posibilitar el bienestar de los más vulnerables”, expresó.
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Por otro lado, el sacerdote mencionó que “hoy, más que nunca” la ciudadanía debe estar unida para luchar contra los flagelos que aquejan a la sociedad y combatir la fragmentación.
“Necesitamos unos de otros para unir nuestras fuerzas, dones y talentos, para combatir la corrupción generalizada en todos los estamentos y que tanto daño hace a nuestra sociedad, así como para combatir la pobreza y la indiferencia en pos del bienestar de la mayoría”, dijo el sacerdote.
El padre Carlos Medina afirmó que la eucaristía debe ser un signo de unidad, de compartir el pan.
“No podemos permitir que ningún compatriota pase hambre, cuando la tierra que habitamos es una tierra generosa, capaz de producir miles de toneladas de carne y grano”, agregó.
Continuó diciendo en su homilía: “Es triste ver a hermanos mendigando por pan cuando no tendríamos que ver a compatriotas pidiendo limosnas para saciar su hambre”.
El religioso llamó a los cristianos a que atraigan al mundo hacia Cristo y participen de la eucaristía de forma diaria, “sin ser indiferente hacia los demás”.
Este sábado se celebra el octavo día del Novenario de la Virgen de Caacupé, cuya solemnidad se celebra el 8 de diciembre.
Debido a la pandemia del Covid-19, las misas del Novenario se celebran a puertas cerradas. Asimismo, se busca desalentar la peregrinación y se establecieron restricciones especiales para evitar la aglomeración.