El tradicional Tedeum se realizó este jueves por primera vez a puertas cerradas y sin la presencia del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, y de otras autoridades, debido a la medidas sanitarias a causa del Covid-19.
La celebración fue realizada por el arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, quien lamentó la imposibilidad de continuar con la educación. Al respecto, afirmó que eso causaría un perjuicio a los alumnos, docentes y personal administrativo.
Lea más: Una Independencia sin desfiles pero con actos de solidaridad
Valenzuela afirmó que se debe considerar a la familia y a la educación como “la futura protagonista de un nuevo país” y pidió salir de la emergencia educativa que “como un tsunami se viene arrastrando hasta hoy”.
En ese sentido, agregó que es urgente que el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) priorice lo pedagógico y deje la construcción de aulas y la distribución de los kits de alimentos a otras instituciones del Estado.
La pandemia amenaza con “silenciar la vida religiosa”
El religioso también agradeció a todas aquellas personas que de una u otra manera están colaborando con la salud, en especial al personal de blanco.
“La situación de la pandemia nos llevó a perder la libertad, don precioso de Dios, nos estamos sometiendo a un sistema totalitario donde el Estado emerge como el poseedor de la verdad y de la vida, de la seguridad y de la salud, mientras tanto el virus nos desestabilizó social, económica y culturalmente. Hasta amenaza con silenciar la vida religiosa”, expresó.
No obstante, dijo que, felizmente, en Paraguay “somos bendecidos por el escaso número de infectados y de muertes”, gracias a la rápida actuación de las autoridades y debido al “temple guaraní" por su obediencia y prevención.
Felicitó la creatividad del pueblo y habló de “fuerzas oscuras”
Felicitó la creatividad que el “pueblo sencillo ha demostrado desde su pobreza” compartiendo confecciones de tapabocas, entregando gratuitamente al personal sanitario y miles de voluntarios en los comedores y ollas populares.
Te puede interesar: Iglesia pide Justicia independiente y lucha implacable contra corrupción
“Este tiempo de confusión y de miedo es también el momento de descubrir las fuerzas oscuras que operan en el mundo, se escucha hablar del nuevo orden mundial, ojalá que los poderosos del mundo no promuevan la cultura de la muerte ni se adueñen de las naciones sometidas a un total control poblacional”, refirió.
“Construir un nuevo Paraguay”
Valenzuela mencionó que es necesario el replanteamiento nacional y que somos capaces de construir otra realidad en el amor a Dios y al prójimo.
“La esperanza como fuerza motora para construir un país nuevo, un Paraguay que siempre hemos soñado, en armonía e igualdad de oportunidades para todos, dejemos atrás los vicios y las violaciones cometidas que se arrastran desde hace mucho tiempo, superemos la codicia y juntos eliminemos la corrupción y la impunidad”, refirió.
Manifestó que nuestro futuro es regresar cuanto antes a la vida normal, pero con una mentalidad nueva, más solidaria con los pobres, más humana, más coherente en el respeto de la Justicia y sin impunidad “ante los que se aprovechan de los bienes y de los recursos del país”.
Pidió volver lo antes posible a la democracia, a la vigencia efectiva de la Constitución Nacional, a las organizaciones sociales culturales religiosas, libres de imposiciones foráneas.
Además, mencionó que sería bueno que los políticos asuman la urgente reforma del Estado, cuyo fin debe ser la justicia bajo la base sólida de la Constitución Nacional y el Estado de Derecho, que debe velar por la distribución justa y equitativa de los bienes públicos.
La celebración del Tedeum, ceremonia religiosa realizada en honor a acontecimientos importantes, tiene una duración de aproximadamente 30 minutos.
Entre la noche del 14 y madrugada del 15 de mayo de 1811, los próceres paraguayos lograron la independencia del país de la corona española, en una sublevación caracterizada por realizarse sin derramamiento de sangre.