La fecha también coincidió con la celebración de la Sagrada Familia. En las homilías de Caacupé y la Catedral de Asunción destacaron la importancia de la familia.
“Ser padres es contagiar, día a día, en la convivencia cotidiana, lo que se valora, lo que se vive”, señaló el monseñor Adalberto Martínez durante el sermón en la Catedral Metropolitana.
En la familia no solo se heredan los rasgos físicos. Se heredan también los rasgos espirituales, expresó.
Agregó que la familia es el lugar privilegiado para la educación, en la justicia y en el amor, en la libertad y en la verdad, en la paz.
Los hijos son la esperanzadora primavera de la Iglesia. Mencionó que las familias son un lugar privilegiado para aprender y experimentar las prácticas esenciales de una Iglesia sinodal.
“A pesar de las fracturas y el sufrimiento que experimentan las familias, siguen siendo lugares donde aprendemos a intercambiar el don del amor, la confianza, el perdón, la reconciliación y la comprensión”, puntualizó.
COMPROMISO. Sin núcleos familiares cohesionados y virtuosos no puede esperarse una iglesia y una sociedad con dichos valores, dijo.
Por ello recordó al Estado cumplir con su compromiso de políticas públicas para beneficios de las familias paraguayas.
“Este mandato constitucional debe traducirse en políticas públicas, fruto del diálogo y el consenso social, que favorezcan la cohesión familiar con oportunidades para una vida digna y plena”.
Dichas políticas deben estar centradas en educación de calidad, acceso a la salud, empleos, viviendas dignas, saneamiento, etc.
“Políticas públicas que hagan posible que las personas y las familias tengan oportunidades de ser felices en su propia tierra, ya sea en la ciudad, ya sea en el campo”.
Recordó también la importancia de la política de salud mental, sobre todo considerando los números crecientes en denuncias de violencia intrafamiliar y feminicidios.
La problemática de la drogadicción y los suicidios son otros problemas que afectan a los hogares, como también la exclusión de las personas de la tercera edad y quienes padecen de discapacidad.
No dejó de recordar a los migrantes, tanto a nivel interno como quienes se van del país. Pidió que estas personas no sean consideradas ciudadanos excluidos.
CAACUPÉ. La prédica dominical del monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, llamó a reflexionar sobre la unidad familiar, informó el corresponsal René González.
“Cuando falla alguno de los miembros, ponen en riesgo a la propia familia. Lo primero es reconocer y segundo valorar la centralidad que tiene la familia; debe ser importante, se debe valorar y darle prioridad, debemos vivir en comunidad y la familia es la mejor comunidad”, dijo.
Lamentó que actualmente muchos niños y jóvenes pasan mucho tiempo de sus vidas prendidos a los celulares o juegos electrónicos.
Otros en cambio, son obligados, a trabajar desde temprana edad en las calles, con todo el riesgo que eso implica para su desarrollo.
Otro aspecto criticado es que la educación de los menores ha quedado de lado en los hogares, quedando esa responsabilidad a la escuela o colegio.
“Busquemos caminos para fortalecer la familia, el matrimonio, la relación entre los hermanos, la convivencia con los demás”, instó el monseñor Valenzuela.