Un sueño que empezó en las cercanías de un cerro, de los que abundan en Caacupé, y que va tomando forma. La casa ubicada en la granja Yvága Rape es una vivienda que sobresale no por su fastuosidad ni tamaño, sino por su particular forma de iglú. “Con una construcción de este tipo lo que buscamos es promocionar viviendas seguras y económicas”, explica Víctor Duré, propietario del particular hogar. Unas 15 bolsas de cemento y 2.500 ladrillos fueron suficientes para construir 50 metros cuadrados y los otros bloques que sobresalen en el terreno de nueve hectáreas.
Duré vio la posibilidad de levantar esta vivienda aprovechando la geografía del lugar, una de las premisas de este tipo de construcciones. Visualizó el punto exacto en el hueco de una pequeña cantera, de la cual se extrajeron piedras para este proyecto. “La técnica para construirla es sencilla, la gente puede apilar ladrillo por ladrillo sin necesidad de ser un profesional. En mi caso, usé los ladrillos prensados para mayor seguridad, pero también se pueden usar los comunes”, señala sobre este hogar que empezó a levantar hace dos años y que aún sigue en proceso de terminación.
Construcción práctica
Mientras el equipo de Vida se adentra en la vivienda, su propietario va detallando más sobre esta construcción. Según comenta, la idea tuvo inicio en una charla dada por el arquitecto argentino Jorge Farías. Duré indica que fue el único asistente a esa disertación y ello permitió que formara parte del proyecto. Por su forma geométrica de bóveda, el techo y la pared son uno solo, lo cual es una ayuda a la ecología, pues se evita el uso del maderamen.
La forma circular de la vivienda permite una menor incidencia de los vientos, más aún teniendo en cuenta que al estar ubicada en la falda de un cerro, estos suelen tener violentas ráfagas. “Hay un sentido práctico de esta construcción. Tenemos que llevar en cuenta que los iglús se construyen en lugares donde los vientos tienen ráfagas de 140 kilómetros por hora. Esta casa tiene los mismos principios que esas edificaciones. Acá, los ladrillos trabajan de forma trabada, de tal manera a mantener una resistencia, un trabajo conjunto que le da mucha fuerza y solidez a la construcción”, detalla.
Desde adentro
Se hace uso básicamente de cuatro materiales: varillas, arena, mortero de cemento y ladrillo. Ya dentro de la vivienda, se puede notar cómo la forma en que está construida contribuye a la acústica, lo que resulta ideal para quienes quieran realizar grabaciones de discos. Una de las ideas que le surgieron al entrevistado es poder hacer una especie de planetario dentro de las instalaciones. “Ya vinieron algunos colegios de la zona para conocerla. Lo que queremos justamente es difundir este tipo de construcciones”, explica Duré sobre este hogar ubicado en la compañía Hugua Guazú, de Azcurra.
En cuanto al sistema eléctrico, comenta que la idea es que los cables vayan por fuera, evitando así la rotura de las paredes. Una claraboya con vidrios, ubicada en la punta, más aberturas con cristales inastillables permiten que la luz natural pueda iluminar el interior del hogar de manera diferente a las casas comunes. En cuanto al clima, menciona que la regulación térmica también se produce dentro de la vivienda, produciendo un clima más fresco en verano y uno más cálido y acogedor en invierno.
Mientras va explicando algunos planes que tiene para ampliar y mejorar el hogar, su propietario explica que en los 50 metros cuadrados ha invertido aproximadamente unos diez millones de guaraníes. Pero acota que su construcción lleva un poco más de tiempo que una vivienda común.
Como hecho particular, Duré refiere que mucha gente de la zona ve el hogar que va construyendo y lo admira, pero, sin embargo, al momento de levantar el suyo, opta por el modelo tradicional. “Todos dicen: ‘Ah, ¡qué lindo!’. Pero cuando van a construir su propia casa, vuelven a lo cuadrado. No pueden desprenderse de eso, cuesta salirse. La cuestión tradicional es muy fuerte”, manifiesta el hombre que en su juventud fue estudiante de Economía en la Universidad Nacional. Su carrera quedó trunca cuando fue detenido y encarcelado por el régimen stronista, por militar en el centro de estudiantes de la facultad.
Una alternativa
Con este emprendimiento, Víctor Duré quiere demostrar a las demás personas la opción de contar con una vivienda alternativa, con costos accesibles. “Como coordinador de Derechos Humanos de Cordillera me toca trabajar con gente organizada, promocionando lo que dignifique a la gente. Y otro fin que tengo es poder crear una infraestructura turística para las personas. Pero me resisto un poco a esa idea, porque quiero preservar la naturaleza. Cuando vine acá no encontré árboles, se había depredado este lugar, ahora están creciendo algunos”, expresa.
Duré reside actualmente en la zona urbana de Caacupé, donde tiene un negocio. Su meta es acelerar la terminación de la casa iglú para mudarse definitivamente a ella y seguir aprovechando otras zonas de su terreno para seguir construyendo más iglús. Una iniciativa que demuestra su efectividad y que podría ser una alternativa para paliar el déficit de las casi 800.000 viviendas en el país. O también podría ser la esperanza cercana para miles de familias que ven la posibilidad de contar con un techo propio como un sueño lejano.
Para conocer más
Además de la casa iglú, el predio de Duré cuenta con una piscina que se alimenta del agua proveniente del cerro cercano, peces como carpas y piletas en un estante. Así también, cabras, ovejas y plantaciones de ka’a he’e. Según comenta, su idea, para más adelante, es convertir su establecimiento en una granja escuela. Para quienes deseen agendar una visita a la casa y la granja, pueden contactar al (0976) 179-855.
Texto: Carlos Elbo Morales
Fotos: Fernando Franceschelli.