“Es posible que hayamos subestimado los efectos de estos glaciares en la inestabilidad general del manto de hielo de Groenlandia”, afirmó el coautor principal del estudio, Tom Chudley, de la Universidad Cambridge (el Reino Unido).
Gracias a los drones construidos especialmente para soportar las condiciones extremas en el Ártico, los investigadores pudieron observar cómo se forman las fracturas bajo los lagos de agua derretida en la capa de hielo de Groenlandia.
Esas grietas causan un drenaje catastrófico y permite que grandes cantidades de agua de la superficie pasen al ambiente inestable que hay debajo del hielo.
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El artículo explica cómo cada verano se forman miles de lagos en el manto de hielo de Groenlandia y, cuando el agua se drena hacia abajo, muchos de estos lagos crean cavernas conocidas como “moulins”.
Estas cavidades habitualmente permanecen abiertas durante la temporada de temperaturas más altas mientras el agua de los arroyos y ríos en la superficie fluye debajo del hielo.
Dado que el manto de hielo tiene normalmente un espesor de un kilómetro o más, el flujo de agua en las “moulins” puede constituir las cascadas más grandes del mundo.
Desde un campamento en el glaciar Store, en el noroeste de Groenlandia, los investigadores observaron en julio de 2018 cómo una de estas fracturas se extendía 500 metros dentro del lago, acelerando el drenaje.
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En apenas cinco horas unos cinco millones de metros cúbicos de agua, el equivalente a 2.000 piscinas olímpicas, fueron a dar al fondo del manto de hielo ocasionando la formación de una nueva cavidad, lo que redujo el lago a un tercio de su volumen anterior.
“Es raro observar realmente estos lagos que se drenan rápidamente”, comentó Chudley. “Tuvimos la suerte de estar en el sitio acertado en el momento adecuado”.
Los drones, construidos en el Instituto Scott de Investigación Polar de la Universidad de Cambridge, estaban equipados con piloto automático y navegaron de forma autónoma siguiendo rutas programadas que duraron hasta una hora cada una.
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Con la inclusión de dispositivos de GPS, los científicos pudieron ubicar con precisión y luego juntar cientos de fotografías tomadas en cada vuelo. Esas imágenes se usaron para crear reconstrucciones tridimensionales y detalladas de la superficie del manto de hielo.
Las conclusiones muestran que los glaciares de desplazamiento rápido en Groenlandia están sujetos al empuje significativo del agua derretida en la superficie. También indican que los flujos de hielo pueden ocurrir en escalas de tiempo más breves de las que hasta ahora se consideraban posibles.