26 mar. 2025

Impertinencias

Se viene una semana intensa. El malhumor social ganará las calles y el Gobierno se refugia en el vestuario donde el malestar lleva a que el presidente de facto afirme que “hay muchos en el gobierno que no hacen nada”. Ha abierto el paraguas de manera tal que si los costos a pagar sean grandes vengan a la cuenta de un Peña demacrado y ojeroso. Cartes jugará a que había advertido de los problemas antes y que nada tiene que ver con lo que pasa a pesar de que sea él quien ordena desde el quincho. Con un vicepresidente acorralado por la corrupción de los pupitres de oro y otras cuestiones, las opciones no son muchas y ante una crisis que descabece al presidente y Alliana quedará Bachi, quien por las dudas ya estiró el rostro para atenuar la caradurez de su gestión. Las peores opciones son las únicas que pueden sostener un gobierno erosionado por la corrupción y el malestar de la gente.


Todos aparentan que no tienen nada que ver con lo que pasa al interior de un Gobierno incapaz de detener a un abogado golpeador en Santa Rita. El ministro del Interior Riera se ufanaba de su captura cuando la persona detenida por la policía no tenía nada que ver con el abofeteador. Las impertinencias en el poder suelen ser la primeras evidencias de un barco que zozobra y no existe capacidad de calafatearlo como había dicho alguna vez el tirano Stroessner a semanas de su derrocamiento. No solo Leite es el impertinente criticando lo que la prensa expone de corrupción en Itaipú donde su desconcertado ladero Rodríguez Tornaco se encuentra confundido ante las impertinencias de su jefe y socio. La calle y la temperatura que emanen de ella nos dirá la dirección de los vientos que se vienen. Serán tres días para definir con claridad también donde se encuentra la oposición en la actualidad. Actores sociales, el primer día, políticos el siguiente y campesinos en el último es la cartelera de las manifestaciones que se vienen. Servirá para mostrar el nivel de hartazgo y de repudio hacia lo que viven de forma cotidiana y su capacidad de articularse para responder a un gobierno que lleva casi dos años de fracaso en fracaso. Las impertinencias hacia la mayoría requieren de articulación y esa también será una prueba para los organizadores de los idus de marzo. El Gobierno teme que se les vaya de las manos y que algún muerto recuerde los sucesos del 99 y la quema del Congreso del 2017. En un país impertérrito a todo solo la parca logra sacudir a la mayoría. El sector oficialista ha tenido un rapto de sensibilidad buscando disminuir la presión con la conferencia del estirado senador Núñez, quien preocupado por los costos elevados de la canasta familiar ha dicho que convocará a los supermercadistas y a la Secretaría del Consumidor para mostrar algo de empatía popular. Un poco tarde y en una semana en la que el gobierno rezará por algún resultado positivo en la visita futbolera de la Albirroja a Colombia. Como en todas las tormentas hay signos de obscuridad y cambio de temperatura de cálido a frío para desatar la tempestad que tanto temen desde el gobierno. Se aguarda una manifestación pacífica y unos miles en las calles que sean capaces de enviar el único mensaje que pueda entender el gobierno. Los opositores tienen su última oportunidad porque si fracasan el Gobierno buscará rescatar su iniciativa autoritaria para cargar contra todos ante la falta de resistencia ciudadana.

Se juegan muchas cosas en los tres días por venir y es absolutamente entendible las profundas ojeras de Peña. Si algo fracasa no dudarán en sacrificarlo afirmando que su impertinencia de aceptar un cargo para el que no estaba preparado fue la causa de su caída. No es la hora de los reflexivos ni normales, sino de los agresivos e impertinentes. Veremos cómo acaba la batalla de las calles.

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