La monumental escultura de la Virgen de los Milagros de Caacupé ya se encuentra en Tupãsy Ykua, donde recibirá a los miles de fieles que llegarán en el marco del novenario que se inicia este jueves, preparándose para la festividad mariana más grande del país.
La obra, que mide casi diez metros de altura, fue transportada con gran logística el sábado desde la compañía Caacupemí hasta su ubicación definitiva, en un recorrido que tomó cerca de cinco horas, con mucho cuidado y esquivando en su trayecto los tendidos eléctricos y ramas de los árboles. La estructura es de hierro reforzado, cemento y resina.
La imagen ya se erige cerca del histórico pozo de la Virgen, un lugar cargado de simbolismo para los devotos que en cada novenario y, en especial, el 8 de diciembre acuden para refrescarse la cabeza o llevar un poco del agua que se dice es milagrosa.
El intendente de Caacupé, Diego Riveros, destacó que esta es una de las tres imágenes de grandes proporciones que se están produciendo. La escultura para Tupãsy Ykua fue financiada por la Gobernación de Cordillera y es la primera en estar lista. Las otras dos, destinadas a la rotonda cercana a la Basílica y a la ciudad de Tobatí, serán instaladas posteriormente.
Ayer, la Basílica Santuario se llenó de fieles que se adelantaron a la caminata de los promeseros para cumplir con la Virgencita Azul. La misa central tuvo una masiva participación, igualmente en las otras misas que se realizaron durante la jornada.
Francisco llegó desde Formosa, Argentina, y manifestó su emoción por participar de la misa y agradeció por la salud, el trabajo y la familia, además de rogar por la paz, refirió al corresponsal de ÚH.
Durante su homilía, monseñor Ricardo Valenzuela, reflexionando sobre la Solemnidad de Cristo Rey, se refirió al significado del reinado de Cristo, destacando que este no se fundamenta en el poder terrenal, sino en el servicio, el amor y la verdad. “Cristo es Rey de todo cuanto existe: de los hombres, de la vida, la muerte, la historia y la eternidad. Pero este Rey no oprime, sino que nos libera de nuestras miserias y nos anima a recorrer los caminos del bien”.
Instó a los fieles a reconocer la fugacidad de los bienes materiales y a construir una sociedad fundamentada en la justicia y el amor al prójimo. “Queremos que Cristo reine en nuestros corazones y en nuestra sociedad. Los cristianos debemos ser testigos de la verdad, no propietarios de ella, y vivir el Evangelio para contagiar la atracción hacia Jesús”.
El obispo invitó a vivir el novenario como un tiempo de reflexión y renovación espiritual, un tiempo para prepararnos para el reencuentro con la Virgen de Caacupé.