12 jul. 2024

Importantes desafíos para Fonacide y el futuro del fondo

Los fondos derivados del Fonacide han sido fundamentales para la implementación de las políticas públicas. Los informes y estadísticas disponibles señalan que muchos niños y niñas han tenido la posibilidad de acceder a educación inicial y recibir al menos un desayuno o merienda, lo que les ha permitido permanecer en el sistema educativo. Los indicadores de producción científica han mejorado y se ha mejorado la infraestructura en muchos ámbitos. El desafío es mejorar la calidad de las obras y servicios, igual que en el resto de los recursos. Pero más importante es prever la continuidad de los programas y políticas, independientemente de que sigamos contando con los fondos luego de la negociación de Itaipú.

El Fonacide se creó para financiar proyectos de inversión pública y de desarrollo. Los recursos se distribuyen entre el Tesoro Nacional en proyectos de infraestructura, el Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI) para educación, el Fondo Nacional de Salud, la Agencia Financiera de Desarrollo y las gobernaciones y municipios (fundamentalmente para infraestructura en educación y almuerzo escolar).

Desde su creación en 2012 hasta 2023, estos recursos significaron casi 3.400 millones de dólares, lo cual significa un promedio anual de unos 300 millones de dólares. Pareciera que es mucho; sin embargo, cuando se analizan la cantidad de objetivos que tiene el fondo y las brechas que existen en cualquiera de sus metas, se puede ver que es claramente insuficiente con respecto a las necesidades reales. A pesar de este fondo, estamos muy lejos de los montos ideales de inversión en salud, educación e investigación y desarrollo.

Esto es así porque la población crece, así como sus expectativas y sus aspiraciones cambian. Hace diez años, no nos imaginaríamos la necesidad imperiosa de universalizar el acceso a internet en educación. La pandemia nos mostró la gravedad de nuestra situación.

La sociedad también cambia. Cuando avanza la cobertura de educación inicial, se impulsa la educación escolar básica no solo en cobertura, sino también en calidad. Y ahí aparecen las demandas de alimentación escolar por la persistencia de la pobreza infantil y adolescente, los bajos niveles de ingresos laborales en los hogares y la inflación de alimentos durante la última década.

Al destinar más fondos a la generación de conocimientos y a la formación de recursos humanos, hay una mayor demanda de investigación y de puestos de trabajo en la educación superior acordes con los mayores niveles de formación.

La urbanización, la persistencia de desigualdades regionales y zonas rezagadas, y la necesidad de fortalecer el capital humano en los polos de crecimiento económico, implican la necesidad de aumentar progresivamente la inversión. A medida que avanza la cobertura, aumentan los costos unitarios debido a que hay que llegar con las políticas a poblaciones más alejadas y dispersas o con problemas más complejos y multidimensionales.

El Fonacide ha generado grandes cambios. Pero es necesario mejorar la calidad de su ejecución, como en el resto de los recursos, llámense tributarios o los derivados de la emisión de bonos.

Al revisar las páginas webs de las instituciones que reciben los fondos, pocas tienen los informes de gestión exigidos. El FEEI es el que presenta mayor información a través de reportes de gestión y auditorías forenses, del resto de las instituciones no es posible conocer a cabalidad los resultados de los recursos que recibieron. Las municipalidades además no están incluidas de manera plena en el sistema de administración financiera, por lo que no es posible dar seguimiento sistemático a su presupuesto a través de los diferentes criterios establecidos en el clasificador presupuestario.

Como cualquier otro recurso público, es fundamental hacer efectiva la norma de transparencia de todas las instituciones que reciben los fondos, además de mejorar la calidad de la implementación. Dado el riesgo de que el fondo desaparezca luego de la negociación de Itaipú, es urgente buscar fondos adicionales para todos los programas financiados. La respuesta nunca va a ser sacar recursos prioritarios de salud o educación para dárselos a otros programas igualmente necesarios.

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