18 dic. 2024

Impunidad y blindaje a corruptos, regalos navideños del Parlamento

El Congreso Nacional rompió récord esta semana con el proyecto de la ley de superintendencia; los senadores tardaron 15 minutos para aprobar; los diputados 11 minutos. En una convulsionada jornada, los diputados también aprobaron ley que suaviza penas para corruptos y los senadores salvaron al cartista Hernán Rivas, acusado de tener un título falso de abogado. Y como les quedó tiempo, también mutilaron la ley de puerta giratoria. Este es el espantoso combo navideño que el Parlamento le ofrece al pueblo paraguayo.

La semana que está culminando es probablemente la más nefasta para la democracia en el Paraguay. El Parlamento, desde ambas cámaras ha decidido con prepotencia y alevosía aprobar en forma exprés un proyecto de ley que abriría los fondos jubilatorios y, enseguida, cegados como estaban en su desenfreno autoritario tomaron otras tres resoluciones absolutamente antidemocráticas.

El Poder Legislativo como es uno de los poderes del Estado, que además encarna la representación popular le falló a la ciudadanía, y puso en duda el mismo proceso democrático, pues callar la voz de las disidencias no es democracia, como tampoco es democracia ignorar la voz del pueblo que protesta en las calles. Los diputados y senadores, además, de legislar deben controlar; pero, sobre todo, deben representar la voluntad popular.

Es cierto que en las votaciones hubo cuórum, conformado en este caso por el sector cartista del Partido Colorado, a quienes se sumaron algunos pocos diputados opositores. El cierre del debate y la repetida negativa a escuchar las opiniones de la oposición son un claro mensaje autoritario.

En el Senado, una aplanadora de 29 colorados y sus amigos hicieron posible el salvataje del senador Hernán Rivas para que pueda de esta manera conservar su banca. Rivas, acusado de tener un título falso de abogado, significativamente y con un “ayuda memoria” negó las acusaciones, y regaló asimismo algunos pasajes que, sin duda, se convertirán en meme en las redes sociales, como cuando pidió que por Secretaría se lean “los informenes” (sic) del Ministerio de Educación.

Posteriormente al salvataje del colega, la aplanadora cartista en la Cámara Alta aprobó entre el paquete de leyes las modificaciones a la ley de conflicto de intereses, más conocida como puertas giratorias.

En este punto, aceptaron las modificaciones realizadas al proyecto de ley inicial y eliminaron artículos que establecían el régimen de prevención, corrección y sanción de conflictos de intereses. Esta ley quería –inicialmente– evitar que funcionarios que hayan tenido acceso a información sensible puedan pasar directamente al sector privado y luego pasen al sector público nuevamente a cumplir funciones.

La Cámara de Diputados tras aprobar en tan solamente 11 minutos el proyecto de la ley de superintendencia pasó a aprobar el proyecto de ley Que modifica el artículo 67 de la Ley N° 1160/97, del Código Penal, conocida como de devolución premiada.

El agregado al artículo 67 señala: “Cuando se trate de hechos punibles contra el erario, cometidos por funcionarios, la pena podrá ser atenuada hasta el 50% (cincuenta por ciento) del marco penal máximo, en caso de que la persona devuelva el dinero”. De esta manera, la ley, al mismo tiempo que premia a quien devuelve lo robado, premia la corrupción pública esencialmente.

Nuestro país en el transcurso del presente año apareció en los más ominosos ránkings. Según la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, Paraguay es el cuarto país en todo el mundo en crimen organizado a nivel mundial. A principios de año, la oenegé Transparencia Internacional ubicó al Paraguay como el segundo país más corrupto de la región, siguiendo a Venezuela.

La sociedad paraguaya debe entender que la corrupción es peligrosa, pues nos arrebata oportunidades y derechos, pero sobre todo, le priva de un futuro a las nuevas generaciones. Las acciones del Parlamento, en favor de la impunidad para los corruptos es un mensaje negativo para la población y también para la comunidad internacional, que de esta manera difícilmente vea al Paraguay como un país democrático y confiable.

Más contenido de esta sección
Un proyecto que buscaba modificar el Código Penal para evitar que los casos de corrupción prescriban en la Justicia fue rechazado por los diputados y enviado al archivo. Se buscaba endurecer las penas, ampliar el universo de tipos penales, extender plazos para la prescripción y endurecer criterios de medición de la pena para delitos de corrupción pública y privada, con énfasis en la corrupción cometida por funcionarios públicos. El rechazo de esta propuesta parece una verdadera declaración de intenciones.
Mientras el ex diputado colorado Juan Carlos Ozorio opera para obtener una medida sustitutiva a la prisión, la Cooperativa San Cristóbal, de la que fue presidente, siente las devastadoras consecuencias de haber sido una entidad a través de la cual, presuntamente, se puso en circulación el dinero proveniente del tráfico ilegal de drogas. Perdió la confianza y a miles de socios. Es un ejemplo de lo que les sucede a las instituciones cuando falta fiscalización. Si no mejoran los controles, este caso se volverá a repetir, con los mismos funestos resultados.
El hecho de que la mayoría oficialista del senado haya retrocedido en la barbaridad cometida cuando devolvió fueros a senadores previamente desaforados que están siendo investigados por la Fiscalía, puede verse como que enmendaron un error. Sin embargo, una acción que significó el atropello a la Constitución Nacional no debe quedar impune. Los 23 senadores que votaron por devolverle los fueros a Erico Galeano, Hernán Rivas y Rafael Filizzola, deben ser investigados, pues en un estado de derecho nadie está por encima de la ley.
Hace unos días, fue intervenida una estancia en Fuerte Olimpo, Alto Paraguay, y en el lugar fueron detenidas diez personas de cuyo poder incautaron fusiles AR47 y una avioneta Cessna, además descubrieron una pista clandestina que habría pertenecido a la estructura liderada por el supuesto narcotraficante uruguayo Sebastián Marset y al presunto líder de tráfico de drogas, Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico. Resulta insostenible la falta de control del espacio aéreo nacional, ante la impasividad o complicidad de las autoridades.
Aproximadamente, unos 1.300.000 niños y adolescentes paraguayos retornaron a clases en los establecimientos educativos públicos hace unos días, y el escenario que hallaron muchos de ellos ha sido el de una infraestructura deficiente y precariedades. A pesar de que la Constitución Nacional consagra el derecho a la educación, frente a la realidad a la que asistimos, parecen apenas palabras vacías de significado debido a la ceguera de nuestros líderes políticos para anteponer los intereses de la mayoría y apostar por el presente y el futuro del país.
El acceso de los niños a alimentos adecuados y saludables es esencial para garantizar su bienestar físico, intelectual y social. Los programas de alimentación escolar han formado parte de la política educativa desde hace más de un siglo y permanecen en la actualidad, independientemente del nivel de desarrollo de los países y de los ingresos de los hogares. Pero en todos los países el programa se ha planteado de manera integral y tiene alto consenso social. Paraguay no puede ser una excepción. Los cambios planteados solo generaron conflictividad, a la vez de que no garantizarán mejoras sustanciales.