El extranjero buscaba oportunidades de inversión en Sudamérica y se encontró con la empresa Finco SA, de Montanaro.
El 14 de diciembre de 2023, ambos firmaron un contrato de inversión y compraventa de acciones.
Con el acuerdo firmado, en enero del 2024 Adolf Frohlich depositaba 150.000 euros. Un mes más tarde, 50.000 euros más, totalizando 200.000 euros.
De ese monto, “133.334 euros se aplicarían en concepto de inversión que debía devengar intereses compensatorios de una tasa de 19% anuales”, dice la imputación.
Ya en marzo comenzaron los problemas, porque no se hicieron los depósitos, ni se habrían transferido las acciones prometidas a Frohlich.
El extranjero intentó comunicarse con los representantes de la empresa, pero durante todo ese mes no habría conseguido.
Recién en abril del 2024, Montanaro alegó que debía hacer trámites para regularizar los pagos.
Finalmente, se descubrió que la empresa “no contaba con la capacidad económica y financiera de prosperar y continuar en el mercado, ya que se encontraba con iliquidez al momento de la inversión”.