El guardia de seguridad más joven, Óscar Blanco, fue imputado finalmente por violación de la Ley de portación de Armas y la Fiscalía solicitó como medida preventiva prisión domiciliaria.
Mientras que su compañero, Julián Benítez, fue imputado por homicidio doloso y pesa sobre él un pedido de prisión preventiva en una penitenciaría.
Según la fiscal del caso, María Teresa Ruíz Díaz, esta diferencia en ambas imputaciones tienen que ver con que el disparo mortal lo realizó Benítez, pese a que ambos guardias de seguridad realizaron disparos.
Para la representante del Ministerio Público, Blanco tenía el dominio de la escena, pero sí realizó disparos intimidatorios debajo del automóvil que tenían que recuperar.
Ambos guardias de la empresa de seguridad Protek están investigados por la muerte del joven Mauricio Benítez (20). El mismo se desplazaba a bordo de un Hyundai i10 de color blanco, propiedad de su hermana, quien llamó a un contacto suyo en la empresa y solicitó que se recupere el auto y a su hermano y lo lleven a su casa.
Mauricio sufría de adicción de las drogas, cuestión que era parte de una lucha familiar. De hecho, el mismo había consumido estupefacientes cuando ocurrió el accidente, así lo confirmó su amigo Giovani Vera Cano, quien iba en el asiento del acompañante cuando el guardia disparó a matar.