06 feb. 2025

Incendios

El país arde y el aire se vuelve irrespirable, pero los que tendrían que evitarlo solo se encargan de promover e incentivar. Es el Gobierno responsable desde su escasa capacidad de gestión y los errores que se suman y multiplican por acciones propias antes que las ajenas.

El Gobierno tiene amplia mayoría en el Congreso, pero sus acciones torpes como las del recientemente incorporado diputado Jatar Fernández no lo ayudan a promover una imagen que favorezca su relación con la gente. Privilegios, atropellos a la propiedad y abierta promoción de una riqueza recién adquirida lo relacionan con un pase cuyo costo se exhibe de manera impúdica.

Mientras, los bomberos no reciben el subsidio del Ministerio de Economía por falta de un papel. Tienen que pedir socorro a los uruguayos que envían un avión hidrante para combatir el feroz fuego desatado por dos estancieros de origen brasileño que compraron tierras donde está prohibido para los extranjeros.

Dicen que los van a sancionar cuando no fueron capaces de evitar que violaran la norma de la adquisición en frontera. Incendio tras incendio que ni la celebración de los 137 años del coloradismo ha podido evitar.

El poder político colorado definitivamente se abrió en dos frentes.

Los seccionaleros del Este reclutados y exhibidos como trofeos por los Zacarías se llevaron sus buenos recursos para el festejo, pero en apariencia no lo repartieron porque la convocatoria estuvo lejos de lo que esperaba el oficialismo para recuperar la intendencia esteña. Abdo sí pudo en la llanura exhibir una convocatoria respetable afirmando que fue la última vez que votaba por un mbatara refiriéndose a Peña que acabó siendo su verdugo. Este, alejado generalmente del juego político, dijo que no respondía al “Gobierno más corrupto que tuvo el país”. Se incendió la unidad granítica con las amenazas de Cartes de no aceptar a los traidores mientras desde el Norte dicen que se vienen más sanciones a los suyos que siguen creyendo que los comunicados americanos no pasan de ser meras exudaciones caninas.

Arde el tema de la extradición y los golpes a los negocios del presidente de los colorados. Los políticos quieren el reparto del negocio de gobernar y Peña se hace del tonto a los pedidos y prepara otra rápida huida del país con destino a México y EEUU donde casi seguro se encuentre de nuevo con la general Richardson, quien le reiterará que la lucha contra el crimen organizado es el gran tema de agenda. Mientras, los navy seals aterrizan en el país para una misión de seis meses.

Donde pisa el Gobierno le salta un incendio.

Para no acabar la semana sin uno nuevo, Peña anunció que enviará al Congreso una modificación del Código Laboral que ponga fin a la estabilidad que se gana luego de 10 años continuados en una empresa. Dijo sin ningún sentido ni razón que sin eso no se podrá lograr los 500.000 puestos de trabajo que había prometido en campaña. Claro, las 500 mil viviendas que también había dicho las construiría su propio ministro Baruja confesó que el economista presidente no siempre tiene todos los datos ciertos y que, en realidad, no podrán erigir más de 100 mil en cinco años.

El error ha sido tan grande como el reconocer que el Estado es el gran problema que conoció recién cuando cobraba en el Banco Basa luego de haber sido consejero del BCP y ministro de Hacienda. El traje de bombero no le calza al primer mandatario cuyo nivel de hastío y cansancio es más que elocuente en la barba sin rasurar y la apresurada canicie.

Hay incendios en los tres poderes que debe manejar como presidente. El económico, el político y el social . Una lluvia bienhechora puede hacer pasar las cosas por un momento, pero no le hará escapar de sus verdaderas obligaciones de jefe de Estado que sigue creyendo que pueden ser delegables.

Finalmente, el único culpable de los incendios es él y, por supuesto, es bueno que asuma por fin la presidencia.

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