21 nov. 2024

“Incendios no son culpa de agro, pero hay que evitar excesos”, dice experto

Eduardo Sierra, asesor de Capeco, instó al sector agroganadero a adaptarse a las condiciones del clima ante incendios y otros desastres. Más de 100.000 hectáreas del Chaco fueron afectadas.

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Conferencia de prensa. María Luisa Ramírez, Eduardo Sierra, Luis Cubilla y Lucas Cardozo.

GENTILEZA

El ingeniero Eduardo Sierra, asesor agroclimático de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), abordó en conferencia de prensa sobre la supuesta responsabilidad de la agricultura en los incendios forestales que afectan actualmente a Paraguay y países de la región.
Si bien cuestionó la percepción de que el sector agrícola es el principal culpable de estos y otros desastres naturales, el experto reconoció que, para evitarlos, los agricultores deben manejar sus tierras de manera más eficiente, con quemas preventivas, pero “evitar los excesos”.

“Podemos quemar preventivamente, que es lo más barato y fertiliza, las podemos cortar. Eso que era forraje podemos enrollar para usarlo. Fíjese, cuántas raciones de forraje se están perdiendo con quema de estas. (…) La culpa no la tiene la agricultura, pero tenemos que evitar los excesos, porque todos los excesos son malos. No tener una extensión grande seca porque es una bomba de tiempo”, advirtió el profesional.

Sierra también dejó entrever la influencia de intereses económicos y regulatorios en el manejo de los incendios y señaló que las críticas hacia los agricultores podrían estar motivadas por un afán de imponer mayores cargas impositivas al sector agrícola.

“Como hay intereses que se mueven, porque cada vez que nos critican nos pueden cobrar más impuestos. Hay que tener cuidado con eso, hacer un buen manejo”, defendió.

Manifestó también que la región agrícola paraguaya, históricamente, es un área de sabanas y pastizales, ecosistemas naturalmente propensos a incendios. Estos, a su criterio, lejos de ser exclusivamente destructivos, cumplen un rol vital en la renovación de la vegetación.

“No es que venga algún malvado con fósforos a quemar para hacerle daño. Es que estamos siendo descuidados. Los incendios destruyen la vegetación vieja y muerta, permitiendo que la luz solar llegue a la vegetación nueva”, apuntó, criticando a lo que denominó como “una corriente ecologista extrema”, frente a organizaciones que consideran al fuego como algo inherentemente negativo.

“En Argentina y en la provincia de Corrientes, se practican quemas preventivas, una técnica tan efectiva que ha sido adoptada”, ratificó.

Bajante. El ingeniero abordó los problemas en los cauces hídricos, como la bajante del río Paraguay, la hidrovía Paraguay-Paraná y el Canal de Panamá, atribuyéndolos en gran medida a la acción humana. “El único proceso de cambio climático que hay es el calentamiento global, que empezó por causas humanas. En el Canal de Panamá, cada vez que pasa un barco, se usa el doble de agua, esto ha generado una crisis en el canal, que ya empieza a afectar el comercio mundial. En parte puede ser el calentamiento global, pero el mayor problema es el sobreuso y que el planeta está entrando en una fase de clima negativo”, alertó, subrayando la necesidad de un manejo más sostenible de los recursos hídricos.

Alertan que La Niña podría complicar los cultivos de 2024/25

De acuerdo con lo que informó Eduardo Sierra, la próxima campaña agrícola 2024/25 estará influenciada por La Niña “moderada” o “frágil”, alertando de complicaciones para cultivos.

Advirtió que la campaña comenzará con un déficit de humedad ante la sequía del invierno y una falta de agua que dificultará la toma de decisiones de los productores, especialmente por un setiembre con baja disponibilidad de lluvias.

Sin embargo, señaló que en octubre y noviembre sí se espera una recuperación en los niveles de humedad, suponiendo un respiro.

“La Niña puede resultar bueno para Boquerón, pero en general es malo para la Región Oriental, sobre todo para la parte norte, Amambay y Concepción. La Niña débil es una coyuntura, va a estar este año, el año que viene no”, acotó y explicó que los vientos polares en la región intensificarán el fenómeno. Dijo que, pese a que se esperan lluvias entre diciembre y enero, estarán acompañadas de un alto estrés calórico que podría reducir los perfiles de humedad, arriesgando la etapa final de maduración antes de la cosecha. En marzo, aunque se prevé una leve recuperación de las lluvias, dijo que las condiciones seguirán siendo desafiantes.

Otro punto de preocupación que mencionó es la probabilidad de heladas tempranas en otoño, lo que podría complicar aún más el ciclo de entrezafra.

Por su parte, el ingeniero Luis Cubilla subrayó la necesidad de tomar decisiones estratégicas y afirmó que lo más recomendable es comenzar la siembra en octubre, aunque esto depende de cada cultivo y zona. Instó a cubrir los suelos para retener la humedad y utilizar abonos verdes o cultivos de servicio para mantener el perfil de agua del suelo.

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