Trump, un negacionista del cambio climático, ha prometido acelerar la explotación petrolera y acabar con cualquier colaboración internacional para frenar la crisis climática, discusiones que cada año se abordan al más alto nivel en las COP.
Lidiar con el hecho de que uno de los países más contaminantes del mundo no estará en las negociaciones supondrá un reto adicional para Brasil, que como país anfitrión está poniendo todo su empeño para que la cita sea un éxito.
Brasil quiere aprovechar la cumbre para presentarse como uno de los líderes en la transición energética y en la protección de la naturaleza, a pesar de sus contradicciones internas, puesto que el Gobierno del presidente Lula da Silva está haciendo una apuesta decidida por explotar los ricos yacimientos de hidrocarburos, segunda potencia petrolera de América. EFE