El funcionario destacó que entre los años 2011 y 2017 la cifra de inclusión en nuestro país pasó de 22% de la población adulta a 49%, lo cual va de la mano principalmente con las estadísticas registradas en el sector rural, donde se creció de 10% a 48%, en el mismo plazo de tiempo.
Sobre los motivos de este salto, enfatizó que uno de los aspectos fundamentales es el acceso a la tecnología y la reducción de los costos para los diferentes tipos de transacciones, lo cual eleva las posibilidades de las personas de adquirir financiamiento a través del sistema formal. Añadió que es importante resaltar que en Paraguay casi todos los hogares tienen al menos un celular y cerca del 25% tiene internet, herramientas que pasaron a ser protagonistas en la inclusión financiera.
Asimismo, refirió que se dio una combinación “interesante” entre las políticas de protección social y las de acceso al sistema financiero de las personas que están registradas, por ejemplo, en el programa Tekoporã. En ese sentido, comentó que se pasó de dar dinero en efectivo a la utilización de tarjetas, lo cual llevó a la implementación de programas pilotos que arrojaron resultados positivos.
datos. Ruiz Díaz fue tajante al señalar que el principal insumo que necesitan las entidades bancarias (u otras similares) es contar con información de las personas, para que estas puedan acceder a diferentes tipos de productos, a tasas razonables, de tal manera a no tener que recurrir a la financiación a través de canales informales.
Para ello, una de las cosas que se pretende es lograr la interoperatividad de las diferentes instituciones financieras. “El día que logremos eso, los resultados van a ser más significativos”, dijo. Sobre las metas trazadas, indicó que el Plan de Desarrollo 2030 establece que para ese año la inclusión debe ser del 100%, para lo cual se adoptarán las políticas que sean necesarias.