Los profesionales relataron las dificultades que debieron atravesar por largos años y destacaron que con ayuda de sus familiares pudieron cumplir su sueño de obtener el anhelado título universitario y así poder ayudar a los demás indígenas del país.
Actualmente son seis los doctores indígenas que prestan servicio en dependencias del Ministerio de Salud.
Emigdia Prisciliana Barboza Ferreira, hija de Pablo Barboza y Eunice Ferreira, es oriunda de Bahía Negra, Puerto Esperanza, tiene 34 años de edad y pertenece a la comunidad indígena Yshir Chamacoco, obtuvo una beca universitaria para estudiar en la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba a los 19 años y, actualmente, es residente del tercer año de Medicina Familiar en el Hospital Distrital de Limpio.
Asimismo, relató que a través de la Conarem del Instituto Nacional de Salud, realizó un concurso en el 2020 para obtener dicha plaza de residencia en el centro asistencial.
“En el 2007 había un convenio entre Paraguay y Cuba y entonces me postulé para poder estudiar Medicina”, indicó Barboza.
Cabe destacar que Emigdia estuvo en el puesto número uno debido a la excelencia de sus notas y a lo realizado durante las pruebas que le tomaron para poder acceder a la beca.
“No sé si fue Dios o el destino que me ayudó a cumplir mi meta. De niña ya me gustaba la medicina porque mi abuelo, Rodolfo Ferreira, es hasta ahora promotor de la salud en Puerto Esperanza y yo lo admiraba y quería usar esa bata blanca que él usaba”, refirió la profesional.
Destacó que la mayor dificultad que encontró estudiando en Cuba fue estar lejos de sus seres queridos.
“Lo más difícil para mí fue estar lejos de mi familia porque nunca había viajado sola a otro país. Gracias al apoyo de ellos yo pude cumplir con mi objetivo”, relató.
Médicos de familia. Por otro lado, Jorge Amado Paya Barboza, oriundo de Bahía Negra, de la comunidad indígena Puerto Diana, de la etnia Yshir Chamacoco, primo de la doctora Emigdia, también siguió sus pasos y actualmente se desempeña como médico general en el Ministerio de Salud Pública y en el Instituto de Previsión Social (IPS), de Carmelo Peralta, en el Alto Paraguay.
A los 18 años culminó el colegio en Bahía Negra y posteriormente se mudó a la ciudad de Asunción para inscribirse en el cursillo de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), pero comentó que debió dejar la casa de estudios porque no podía costear los gastos de los exámenes de ingreso.
“Yo recibí una carta de mi prima que se había ido en el 2007 a estudiar. Me comentó cómo es la universidad y me convenció para animarme a viajar. Luego, en el 2009 me fui a Cuba con colaboración de la gente que me ayudó para pagar el boleto”, sostuvo.
Paya remarcó que lo que mayormente le enorgullece es haber logrado su objetivo sin ayuda del Gobierno.
“Desde pequeño yo vi la necesidad de los indígenas del lugar donde yo vivía y entonces decidí estudiar. No importa si no recibí ayuda del Gobierno, porque fue gracias a méritos propios que mi sueño se hizo realidad”, añadió.
Asimismo, instó a los indígenas a que estudien si tienen la oportunidad y que se especialicen para poder ayudar a las personas de su comunidad, ya que no todos son escuchados ni tienen la misma suerte.
“Cada uno debe trazar una meta para cumplir. Uno mismo debe luchar por sus objetivos sin esperar ayuda de los demás. Todo es posible y requiere de esfuerzo y sacrificio”, puntualizó el profesional.