“No te atienden. No nos hacen caso porque lo único que esperan es el cambio de gobierno. Es una pena”, dice Aurora en un tono de preocupación ante el anuncio del corte del servicio que afectará a casi 20 pacientes mujeres.
Aurora y otras pacientes no tienen respuestas de qué pasará una vez que se suspenda la prestación de salud que mantiene el IPS con el Incán.
El servicio depende del Ministerio de Salud Pública, que se garantiza mediante un convenio. No solo preocupa la cancelación, sino que el tratamiento se tiene solo el sector público. Caso contrario, queda migrar por salud.
¿Podés conversar con el gerente de Salud?, propuso Aurora. Pero lo que Aurora no sabe es que ni el doctor Vicente Bataglia ni los consejeros hace meses dan declaraciones a la prensa.
A las autoridades salientes del Instituto de Previsión Social pareciera que no les interesan los pacientes. Parece que solo les interesa concretar algunas supuestas dudosas licitaciones y cesiones de arrendamientos por plazos de 10 años.
Las autoridades del IPS están sumidas en el silencio y hermetismo esperando el cambio de gobierno, mientras hacen caso omiso a garantizar la atención médica de los enfermos. Pero, están sumidos cerrando supuestos negociados y agilizando licitaciones, según las constantes denuncias periodísticas.
No solo son insensibles ante los permanentes reclamos de las personas que sufren enfermedades crónicas, sino que tampoco rinden cuentas de su gestión, ni les interesa responder las acusaciones de las supuestas falencias en la gestión de los recursos de los trabajadores.
Esa indolencia se refleja en la deuda de siete meses de atraso con Salud Pública. Cada sesión tiene un costo de G. 5.000.000 y en los siete meses se acumuló una deuda millonaria.
En este periodo de tiempo, debido a la falta de transferencias de los recursos económicos, los médicos que prestan este servicio no reciben sus salarios. El IPS es indolente doblemente, tanto con los pacientes oncológicos así como con los médicos.
Debido a los atrasos y como una medida para exigir el pago, desde el 1 de agosto los médicos decidieron ya no prestar el tratamiento oncológico a las nuevas pacientes derivadas desde el IPS. Solo garantizarán que las aseguradas que ya iniciaron con braquiterapia puedan culminar las sesiones recomendadas.
En este caso, amerita que alguien tome cartas en el asunto, garantice el tratamiento de los asegurados que quedarían a la deriva con la suspensión del servicio. Este caso debería ser un llamado para el futuro presidente Santiago Peña y las autoridades del Congreso Nacional.
Mientras todo esto sucede, más de 20 pacientes con cáncer están en vilo, preocupados, angustiados con un seguro social que no les garantiza el tratamiento médico del cual depende sus vidas.