Hace casi un mes, el senador colorado cartista Gustavo Leite había informado de que se estaba trabajando en un proyecto de ley para realizar reasignaciones en el Presupuesto General de la Nación y dirigirlos a la compra de medicamentos para el Instituto Nacional del Cáncer. “Todos nuestros compatriotas aquejados por el cáncer merecen acceder a tratamientos oncológicos en tiempo, forma y gratuitamente”, dijo el político. La ciudadanía toda, y en especial los pacientes con cáncer, esperan que no haya sido solo una vana promesa más.
Estos números, sumados a la insuficiente infraestructura, insumos y medicamentos, que históricamente se dan en nuestros hospitales públicos, convierten la vida de los pacientes con cáncer y de sus familias, en un verdadero calvario.
En el año 2023, Última Hora publicaba la historia de una mujer que seguía su tratamiento en el Instituto Nacional del Cáncer, luego de ser diagnosticada con cáncer de cuello uterino; ella tenía programadas seis sesiones de quimioterapia cada 21 días, de las cuales solo pudo completar dos por la falta de un medicamento. La paciente falleció esperando 40 días por un medicamento que nunca llegó.
En 2024, un paciente con cáncer falleció esperando una cama en el Hospital Regional de Ciudad del Este. El país supo esta historia por una publicación en redes sociales de un amigo del paciente: “Perdón, Víctor, che ra’a... gran pu... ¡Como dueles Paraguay! Hasta cuándo se va a morir la gente así, en los pasillos de los hospitales??? Una miserable cama no pudimos conseguirte y te fuiste de este mundo en medio de tanto dolor...”
Conociendo estas realidades, que lamentablemente se repiten tan cotidianamente en el país, el año pasado en la Cámara de Diputados, una mayoría colorada cartista frustró una propuesta opositora para elevar el impuesto actual al tabaco, lo que podría haber compensado el despojo que sufrió el programa de atención integral para pacientes con cáncer, cuando ese rubro de Fonacide fue dirigido al programa estrella del Gobierno: Hambre Cero.
En aquella ocasión, el diputado Derlis Rodríguez había calificado de populista el proyecto que buscaba elevar apenas un 2% el impuesto al tabaco para financiar medicamentos oncológicos y afirmó que con el aumento del impuesto no se va a solucionar el problema de los pacientes con cáncer.
Un semestre después, sus correligionarios cartistas, los senadores cartistas Gustavo Leite y Antonio Barrios anunciaron con bombos y platillos la presentación de un proyecto de ley para reasignar recurso del Presupuesto General de la Nación al Instituto Nacional del Cáncer. La propuesta fue bastante criticada por populista, y le acompaña la razón, pues apenas se había secado la tinta de la rúbrica del presidente al promulgar el PGN2025 y los políticos del mismo movimiento partidario de Santiago Peña ya estaban proponiendo cambiar el Presupuesto. Considerando los recursos que se destinan a mantener decenas de nepobabies y Bachibabies en el Parlamento, es inaceptable que tengamos que hablar de crisis por la falta de provisión de medicamentos o la reparación de equipos para continuar tratamientos contra el cáncer en el Paraguay. Nos urge una política pública de salud, mejorar la gestión y organizar un mejor Presupuesto para asignar mejores recursos a Salud y, sin duda, recortar los gastos innecesarios del Estado. De quienes prometieron total cobertura para el Incan se espera coherencia, se espera compromiso y que pongan el bienestar de los paraguayos en primer lugar. Los paraguayos no deben renunciar al anhelo de una salud universal y gratuita.