El anunciado como “inminente” acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, negociado desde 1999, puso en estado de alerta a los agricultores europeos, aumentando la presión sobre sus gobiernos, y a las oenegés ecologistas.
Los dirigentes de Francia, Polonia, Irlanda y Bélgica acaban incluso de expresar sus temores sobre el impacto en la agricultura del acuerdo, en una carta al titular de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, según varias fuentes.
“El final de la negociación del Mercosur no debería significar el fin para el modelo de producción agrícola de la UE”, escribe en otra misiva a Juncker el jefe del principal sindicato agrícola europeo COPA-Cogeca, Pekka Pesonen.
Tras varios meses de perfil bajo por el lento avance de las negociaciones, las alarmas saltaron de nuevo entre los agricultores y las oenegés después de las declaraciones a ambos lados del Atlántico sobre la cercanía de un acuerdo.
La comisaría europea de Comercio, Cecilia Malmström, aseguró en París en plenas elecciones europeas que la UE y el Mercosur “se acercan” a un acuerdo, generando una ola de pánico entre los productores franceses. De llegar a buen puerto, la negociación entre los 28 países de la UE y las naciones del Mercosur daría luz a uno de los mayores acuerdos de libre comercio, con más de 770 millones de consumidores. AFP.