04 jul. 2024

Inmisericorde tormento para las familias de los secuestrados

El hallazgo recientemente de restos óseos en la misma zona donde había sido secuestrado el ex vicepresidente de la República, Óscar Denis, acentuó una vez más el tormento que supone para las familias de los tres secuestrados por el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que opera en el Norte del país. Es inaceptable la actitud con los familiares que hasta hoy nada saben de sus seres queridos, pero también se debe recordar que las instituciones del Estado Paraguayo poco han hecho para dar respuestas.

La angustia de los familiares de los tres secuestrados por el grupo criminal armado, el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) no tiene límites. A raíz del hallazgo de restos óseos en la localidad de Bella Vista Norte y ante la inicial sospecha de que podrían haber correspondido al ex vicepresidente de la República, Óscar Denis, lo cual ya fue descartado por los médicos forenses, ha regresado a la agenda de las autoridades el tema de los tres secuestrados por el EPP.

Óscar Denis, el suboficial Edelio Morínigo y el ganadero Félix Urbieta son tres paraguayos que no solamente permanecen secuestrados, sino además han sido olvidados por el propio Estado paraguayo y sus familias han debido afrontar solas el tormento de no tener noticias de sus seres queridos.

Edelio Morínigo fue secuestrado el 5 de julio del 2014, hace ya nueve años, cuando en su día libre y decidió salir de casería con un grupo de amigos en la estancia Macchi Cué, a 100 kilómetros de Concepción. Se sabe que entró al monte y fue interceptado por el grupo criminal y no se supo más nada de él hasta que tres meses después apareció en un video junto con Arlan Fick, que en aquel entonces también estaba en poder del EPP. Aquella fue la última vez que su familia tuvo una prueba de vida del suboficial y ningún operativo de la Fiscalía, la Fuerza de Tarea Conjunta y la Policía Antisecuestro obtuvo resultados. Edelio Morínigo cumplió 34 años este año.

El de Edelio Morínigo es considerado el secuestro más largo de la historia del país y dura ya nueve años. Le sigue a este el del ganadero Félix Urbieta, retenido desde el 12 de octubre de 2016 por miembros del Ejército del Mariscal López en la estancia Dos Hermanas en Concepción y Óscar Denis, de 77 años, secuestrado el 9 de setiembre del 2020 en el inmueble de su establecimiento ganadero denominado Tranquerita, en Amambay. Sobre ellos, ni el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), el Ejército del Mariscal López (EML) ni la Agrupación Campesina Armada Ejército del Pueblo (ACA-EP) han dado información alguna, de esta manera, condenando a sus familias a permanecer en la dura incertidumbre.

Los grupos criminales que operan en los montes de la zona Norte del país muestran de esta manera su crueldad y actitud inmisericorde con los familiares de los tres hombres que permanecen secuestrados. Ellos no han respondido ninguno de los insistentes reclamos de los familiares de las víctimas, así como tampoco han dado pruebas de vida ni retomaron negociaciones de rescate.

Se debe puntualizar, sin embargo, además del ensañamiento por parte de los grupos criminales involucrados en estos secuestros, la incompetencia de nuestras autoridades que no han sido capaces de dar una respuesta a las familias ni tampoco han sido eficaces en el combate a estos delincuentes.

Tres secuestrados, uno de ellos policía y el secuestro más largo en nuestra historia representa, sin duda alguna, el tremendo fracaso de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), la cual cuenta con un millonario presupuesto de alrededor de siete millones de dólares al año y no ha sido capaz de hallar a los secuestrados.

Es imposible justificar la ineficiencia de las autoridades, así como el abandono por parte de las autoridades. Tampoco se podrá justificar la millonaria inversión para mantener a la FTC en la zona por tantos años sin que hayan tenido resultados.

Las autoridades y los funcionarios deben, asimismo, evaluar el costo que ha tenido la presencia de grupos criminales, policías y militares armados en la zona Norte del país, ya que también las comunidades de la zona han visto afectadas su calidad de vida.

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