Para la democracia significa mucho que se hagan anuncios sobre importantes asuntos del país desde una residencia privada, y en ausencia del presidente, especialmente si el anuncio implica modificaciones al Presupuesto de la Nación, recientemente reglamentado. Pero es todavía más significativo para los miles de pacientes con cáncer que deben soportar además de los dolores y angustia por la enfermedad, ser usados como moneda de cambio de politiqueros, y ser el tema central de una desgraciada estrategia de márketing político.
Informaron que tenían listo un proyecto de ley que modifica el Presupuesto de la Nación para dotar al Instituto Nacional del Cáncer (Incan), del total de recursos que requiere. “Dios, en breve, permitirá que nadie afectado por esta terrible enfermedad quede sin la debida atención”, había publicado Godoy en redes sociales, con una foto en el quincho.
Infelizmente, a los políticos les gusta mucho utilizar el nombre del señor en vano, ya que si hoy los pacientes con cáncer deben sufrir doblemente por la enfermedad y por la falta de recursos e infraestructura para sus tratamientos, se debe precisamente a las malas decisiones y la falta de sensibilidad de dichos políticos.
Exactamente como alguna vez lo expresara tan claramente Paulo Freire: “Los opresores, falsamente generosos, necesitan, para que su ‘generosidad’ pueda seguir teniendo la oportunidad de realizarse, la permanencia de la injusticia”.
Estos mismos políticos que hicieron el anuncio con tal fanfarria, son los mismos que el año pasado rechazaron un aumento de impuesto al tabaco, una de las principales causas del cáncer de pulmón.
Estos mismos políticos que hoy no dicen de dónde saldrán los recursos para tan populista propuesta, sabían que el Incan carecía de recursos y que los pacientes seguían llegando en busca de atención, pero rechazaron el aumento de un impuesto que no solo hubiera tenido un gran impacto, sino que además seguimos siendo el país que menos impuestos cobra por al tabaco.
También debemos recordar que este mismo grupo de políticos, diputados y senadores votaron por eliminar el Fonacide y crear Fonae, el fondo que ahora centraliza los recursos de la alimentación escolar, y que dejó sin recursos, a los estudiantes universitarios, a pacientes con cáncer, así como también al programa para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología, iniciado en 2012, un programa con 312 proyectos de investigación y desarrollo.
Dejaron de lado la investigación y la ciencia, en un país en el que desde hace cinco años las estadísticas de enfermos con cáncer notoriamente ha aumentado de manera acelerada.
Para el doctor Marcelo Galli, ex director del Incan, la promesa realizada desde el quincho causa una “lesión moral contra los pacientes oncológicos, es venderles esperanzas falsas, es gravísimo”.
Ratificó que el Incan es el único instituto de cáncer en el país y ha sido postergado por décadas, además, un detalle no menor es que, cuando el senador colorado Antonio Barrios, uno de los proyectistas, fue ministro de Salud, el presupuesto destinado al Incan prácticamente no tuvo aumentos y tampoco el salario de los médicos.
El médico sostiene que es una cortina de humo que solamente va a generar otra desilusión en los pacientes oncológicos, pero sobre todo que “atenta contra la dignidad de los pacientes”.
Los paraguayos y paraguayas anhelan alcanzar aquel ideal de salud universal y gratuita que nació en diciembre de 2019 con el anuncio de la ministra de Salud, Esperanza Martínez, durante la presidencia de Fernando Lugo. Hoy, el país tiene recursos para dar aumentos de seis millones a diputados y senadores, pero al pueblo solo le ofrece espejitos.