Hasta ahora las misiones a Marte habían capturado imágenes de la superficie y estudiado aspectos de ella, pero nunca habían indagado en su interior, hasta que llegó InSight con el objetivo de examinar la estructura y composición del segundo planeta más pequeño del Sistema Solar después de Mercurio.
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El 26 de noviembre de 2018, el módulo amartizó en Homestead Hollow, un pequeño cráter situado en la Planicie del Elíseo, y ahí mismo comenzó a perforar el interior del planeta (hasta 5 metros de profundidad) para averiguar, entre otras cosas, por qué Marte perdió su atmósfera y los océanos que albergó miles de años atrás.
Una serie de estudios publicados en Nature Geoscience y Nature Communications dan cuenta de los primeros meses de trabajo del módulo y, además de confirmar que el planeta rojo es sísmicamente activo, revelan datos sobre su interior, su atmósfera, su campo magnético y su geología.
Gracias al sismómetro SEIS operado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de Caltech en California (EEUU), los científicos han podido registrar de manera “inequívoca” más de 20 eventos sísmicos de magnitud 3 a 4, lo que confirma que Marte es un planeta activo sísmicamente.
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La actividad sísmica se analiza en detalle en sendos artículos de investigadores del Instituto de Ciencias de la Tierra, (Zúrich, Suiza) y de la Universidad de París que hasta el 30 de septiembre de 2019 habían detectado 174 sismos, 150 similares a los registrados en la Luna por el programa Apolo y otros 24 de baja frecuencia.
Además, los científicos determinaron que algunos sismos habían surgido a nivel local y otros a distancias tan lejanas como la región de Cerberus Fossae, a 1600 km del InSight.
Por otra parte, para analizar los fenómenos atmosféricos marcianos, InSight cuenta con APSS, un conjunto de instrumentos entre los que se encuentran el sensor de presión PS, el magnetómetro IFG y los sensores TWINS, (estos últimos diseñados y operados por el Centro de Astrobiología, en Madrid).
Los sensores españoles, que miden la temperatura del aire, la intensidad y la dirección de viento, no solo han estudiado la atmósfera, sino que han sido esenciales para evitar errores y confundir vibraciones en el módulo causadas por rachas de viento con movimientos sísmicos.
En estos meses, APSS ha constatado que el campo magnético en el que opera el InSight es 10 veces más intenso de lo estimado, un hallazgo que ha sorprendido a los científicos y que será estudiado en profundidad el resto de la misión.
Los instrumentos de APSS han medido el tiempo meteorológico de Marte con una continuidad, precisión y frecuencia sin precedentes, y a escala local, regional y global.
A escala local, esta pormenorizada caracterización permite estudiar la turbulencia atmosférica con un nivel de sensibilidad altísimo, lo que servirá para entender cómo se comporta la atmósfera marciana y mejorar los modelos meteorológicos marcianos.
Y aunque se esperaba que Homestead Hollow fuera una zona ideal observar “dust devils” (remolinos de polvo), la misión no ha podido captar ninguno de ellos. Los científicos se plantean dos hipótesis: que el suelo carezca del polvo suficiente para generar estos mini torbellinos o que, sencillamente, la mala suerte ha impedido grabar estas imágenes cuando pasaban frente a las cámaras del InSight.
Además, el módulo de la NASA da cuenta de unos fenómenos turbulentos que tienen lugar por la noche y que no pueden ser producidos por ascensos de masas de aire calentadas por el Sol y que aún deben ser estudiados con detenimiento.
Como se espera que la misión InSight continúe durante otro año terrestre, las nuevas mediciones deberían basarse en estos resultados iniciales y revelar nuevos descubrimientos y hallazgos sobre Marte. Todas estas observaciones serán clave para mejorar las capacidades de predicción y la exploración futuras, concluyen los investigadores.