En su primera entrevista pública sobre la estrategia de futuro de la compañía desde que accedió al cargo en octubre del año pasado, Mosseri explicó a The Financial Times que su proyecto para la firma es “conectar de forma concienzuda los nodos entre compradores, vendedores y el gran número de influenciadores” de Instagram.
La idea del directivo es que la plataforma de fotografías, propiedad de Facebook y que cuenta con unos 1.000 millones de usuarios, saque partido de su naturaleza eminentemente visual para convertirse, además de un lugar en el que mostrar imágenes a otros internautas, en un portal de ventas.
Entre otras medidas, Mosseri defendió la introducción en Instagram de funciones propias del comercio electrónico como el “carro de la compra” y el “checkout nativo”, que permiten a los usuarios almacenar productos antes de comprarlos y pagar directamente en la aplicación, sin tener que acudir a terceros.
Aunque proporcionalmente sigue representando una porción pequeña de las transacciones mundiales, el comercio electrónico crece año tras año y en 2018 ya llegó a suponer un valor de USD 2,86 billones en todo el planeta, tras haber experimentado una subida del 18% con respecto al ejercicio anterior, según datos de Digital Commerce 360.
El sector sigue dominado por unos pocos grandes actores, principalmente los chinos Alibaba y JD.com y los estadounidenses Amazon, eBay y Walmart.
Una hipotética irrupción con fuerza de Instagram en este campo apenas tendría efectos para Alibaba y JD.com, ya que Instagram, como Facebook, están prohibidos en el país asiático, pero Amazon, con un dominio abrumador en el resto del mundo, sí podría sufrir las consecuencias.
Amazon lidera las transacciones online
La empresa que dirige Jeff Bezos ha sido, en lo que va de 2019, el portal en el que se han llevado a cabo casi la mitad de todas las transacciones online en Estados Unidos (un 47% según eMarketer), una jugosa porción del pastel que Instagram podría amenazar.
La aplicación de fotografías, de hecho, ya empezó un programa piloto de venta directa en marzo, aunque limitada a poco más de una veintena de marcas (entre ellas Zara, Burberry, Michael Kors, Nike, Adidas, Prada, Uniqlo, Dior, Oscar de la Renta y H&M) y en el que el pago se procesa con tecnología de PayPal.
Mosseri explicó que todavía se necesitarán varios años para convertir Instagram en una plataforma de ventas, ya que hay que construir la infraestructura necesaria, como por ejemplo, asociarse con proveedores de servicios de pago en cada país en el que quieran operar.
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“Ese mundo (el del comercio electrónico) está extremadamente fragmentado. Así que nos llevará mucho, mucho tiempo. Esto no es cosa de un año, sino un proyecto de entre cinco y diez años”, apuntó el máximo responsable de la red social en su entrevista con The Financial Times.
La subsidiaria de Facebook sigue así los pasos de otro gigante de internet, Google, que en mayo pasado anunció un rediseño de su portal de compras “Shopping” que, como principal novedad, permite a los internautas adquirir productos directamente sin tener que acceder a la página web del vendedor.
Hasta entonces, la sección de Google destinada a transacciones comerciales (una pestaña que aparece junto a las de “imágenes”, “mapas” y “videos”) mostraba al usuario fotografías e información sobre distintas marcas que comercializan el producto buscado, pero para comprarlo había que acceder a la web del vendedor.