La celebración fue presidida por el padre Virgilio Rodi, vicario general de la Arquidiócesis, quien en su homilía destacó la importancia de la reconciliación con Dios como eje central de este tiempo sagrado.
El padre Rodi recordó a los fieles que ‘‘la reconciliación con Dios es un acto de amor y misericordia que nos une a Él’’ y que ‘‘el perdón de nuestros pecados no es solo un regalo gratuito, sino que implica un compromiso sincero de no volver a pecar y de consagrar nuestras vidas a Dios’’.
De esta manera, invitó a los fieles a vivir la Cuaresma como un tiempo de conversión y renovación espiritual. El sacerdote también se refirió a los tres pilares de la Cuaresma: la oración, el ayuno y la caridad.
Sobre el ayuno, explicó que ‘‘no se trata solo de privarse de alimentos, sino de purificarse interiormente y cambiar de corazón. El ayuno nos ayuda a despojarnos de lo superfluo y a centrarnos en lo esencial: nuestra relación con Dios y con el prójimo’’.
En cuanto a la oración, el padre Rodi destacó su importancia como medio para dialogar con Dios. ‘‘La oración es fundamental para conectar con Él, generar paz interior y alegría espiritual. Es en ese diálogo íntimo donde encontramos la fuerza para transformar nuestras vidas’’.
Respecto a la caridad, destacó que ‘‘es un acto de amor y sacrificio que refleja nuestra fe y nos une a la ofrenda de Cristo. No se trata solo de dar lo que nos sobra, sino de compartir desde lo que somos y tenemos, imitando el amor generoso de Jesús’’.