Analía estaba sentada en su casa, su marido estaba a metros de ella tomando mate y leyendo el periódico. En un momento, la mujer recibe una llamada de un número extraño que la toma desprevenida:
“Hola, ¿hablamos con la señora Analía?”, escuchó desde el otro lado con voz recia.
“Sí, ella habla”, contestó la mujer ya con temor.
“Acá tenemos a tu hija y de vos depende que ella muera o viva”, le advirtieron ya con tono amenazante para luego hacerle escuchar el grito de una joven pidiendo auxilio.
Este relato es de uno de los casos de extorsión que llegaron hasta la oficina de Antisecuestro de la Policía, del que fue víctima una mujer a la que llamamos con un nombre ficticio y el de toda su familia. Desconocidos entrenados para estos delitos, luego de ponerla en situación de pánico con el supuesto secuestro, la emplazaron para ir al banco donde tiene depositado su dinero y girar a los supuestos captores.
Haciendo uso de su habilidad para lograr un shock emocional en la víctima, lograron que la mujer saliera de su casa atropellando el portón con su vehículo y se dirigiera directamente al banco, siguiendo las instrucciones de los ciberdelincuentes.
Fueron cinco millones de guaraníes los que giró la desesperada madre, en cuestión de 15 minutos, según informan los intervinientes. Desde entonces, se cortó la comunicación y comenzó a darse cuenta de que se trataba de una emboscada digital, de la cual había sido víctima. En ese momento, llama al teléfono de su hija y esta le contesta que estaba en el gimnasio, como todos los días, y que no fue víctima de ningún secuestro.
EN AUGE. Según el comisario Jorge Olmedo, del Departamento de Antisecuestro de la Policía, todos somos potenciales víctimas de estos casos, que están en auge en los últimos tiempos, ya que los profesionales que se dedican a estos ilícitos están perfectamente entrenados. “Se utiliza mucho el elemento emocional, ellos tienen alta capacidad de convencimiento”, advierte el uniformado.
CUATRO AL DÍA. Son cuatro denuncias diarias las que llegan al callcenter del departamento, -según reveló-, de las cuáles dos llegan hasta el Ministerio Público.
En el 2019 se cerró con 65 denuncias de este tipo de hechos, mientras que en el 2020 treparon a 356 el número de denuncias investigadas por Fiscalía. Este año, ya se tienen 350 casos judicializados.
De diez denuncias que ingresan a la unidad, 7 son por delitos de sextorsión, una de las modalidades más utilizadas.
Consiste en establecer contacto con las víctimas, ya sea de forma directa o a través de las redes sociales. “Los profesionales se toman su tiempo. Empiezan con un contacto, un flirteo para tomar confianza y cuando esto ya ocurre, empiezan a pedir el intercambio de fotos íntimas y luego extorsionan con esto”, explicó Olmedo.
Para el uniformado, es vital la difusión de los casos y las medidas de prevención (ver infografía) para poder luchar contra estos flagelos. También se dan casos de estafas extorsivas para personas que fueron víctimas de robos de vehículos; secuestros virtuales y otros delitos que dejan a las víctimas en estado de shock y con la necesidad de recurrir a ayuda sicológica.