Carro, quien volverá al sector privado, fue destituida como vocera luego de casi un año de haber inaugurado el cargo. Llevaba una fuerte interna con el ministro del Mitic desde febrero y se negó a renunciar a pesar de la presión.
La causa de la tensión, entre otros motivos, fueron los posicionamientos de Carro sobre el funcionamiento de la comunicación. Sus cuestionamientos hacia la relación con la prensa, el uso de redes sociales y la selección de qué temas compartir con los medios y cuáles no fueron determinantes.
Por su rango de ministra, se plantó y exigió autonomía, lo que molestó a las autoridades del Mitic, no solo a Villate, sino también a la viceministra Alejandra Duarte, ambos sin conocimientos en comunicación estatal o en periodismo y medios.
El presidente, por tanto, emitió un decreto por el que nombra en reemplazo de Paula a Guillermo Grance, un ex periodista de los medios del grupo Cartes que ingresó recientemente como director de Comunicación de la Presidencia, como sucesor de Carlos Sánchez. En esta ocasión, se aseguraron de que Grance no tenga el rango de ministro, por lo que estará supeditado al Mitic.
INTERNA. Carro comenzó a ser excluida de conferencias y reuniones luego de sus posicionamientos. En un comunicado que publicó en redes sociales, contó que el 18 de diciembre Villate le pidió concretamente que no participara del anuncio que harían los ministros de seguridad sobre la relación del Gobierno del Paraguay con la DEA, que la entonces vocera ya venía criticando. Dos horas después del pedido del ministro, un medio la acusa, según la ex funcionaria, de ser la responsable del mal manejo comunicacional sobre el caso con EEUU y de haber “desaparecido”, lo que tuvo que salir a aclarar posteriormente.
Este hecho la obligó a conversar en privado con Villate, “dada la extraña (por decir lo menos) conexión entre su solicitud de no presentarme a una conferencia y la súbita operación acaecida en medios de comunicación para hacerme aparecer como responsable de hechos en los cuales no tuve participación, señalándole que si algo así volvía a ocurrir, cumpliría en exponer a sus instigadores”.
Carro sostuvo que era exigida de responder ante los medios “mientras lidiaba con las permanentes interferencias del Mitic para evitar que yo recibiera esta información o instruir que se comunicaran por otras vías”.
Se confirma de este modo que el acceso a información pública tiene trabas como línea del Gobierno. La dificultad no está solo en la comunicación en sí, sino también en el sistema disponible para el ciudadano, que se volvió menos amigable. Incluso, Peña atravesó por una etapa de conflictos con la prensa crítica.
“Día tras día, debí administrar la frustración de que se me haya pedido poner en pausa mi carrera en el sector privado para desempeñarme como vocera del Gobierno, y que desde el Mitic se ordenara que las informaciones relevantes, que ameritaban conferencias de prensa, se continuaran dando a conocer por redes sociales”, expresó Carro.
La ex ministra aseguró que la única manera en que la vocería funcione es desvinculándose del Mitic. “Si la vocería continúa, aunque sea parcialmente, vinculada a una institución cuyas autoridades ponen trabas a su crecimiento frente a los medios, es imposible que pueda fortalecerse frente a la ciudadanía”, lanzó.
Carro denunció además que hubo una operación siniestra para su destitución. “La operación siniestra para hacerme aparecer como públicamente responsable de errores ajenos (cuyos responsables –de la operación– dejo a consideración de la ciudadanía), precedida por meses de interferencia a mi trabajo por parte del ministro Gustavo Villate y de la viceministra Alejandra Duarte, me producen una tristeza innegable”, expresó.
Finalmente, dejó en claro que su relación con Peña no tuvo inconvenientes, tampoco con los medios de prensa, y agradeció a los ministros y al equipo de comunicación.
Señaló que incluso recibió solidaridad de quienes se enteraron “de la hostilidad de parte de las autoridades del Mitic”.