En medio de las deficiencias de la educación paraguaya, el aporte que brindan las maestras mochileras que recorren los hogares para generar estimulación temprana en los niños de hasta cinco años es alentadora y hasta conmovedora por el trabajo y dación que muestran. De esta modalidad forman parte unas 300 docentes que fomentan el desarrollo cognitivo a unos 4 mil niños especialmente de zonas humildes, y en las familias la crianza positiva, como pautas de higiene y alimentación, en un plan implementando por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y financiado por el Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI).
Pese a la visible acción positiva de este servicio, está en riesgo su continuidad. A partir del 2023, los rubros pasarán del FEEI a depender del Presupuesto General de la Nación (PGN). Mientras no esté promulgado el plan presupuestario del MEC, las familias beneficiarias dejarían de recibir esta orientación clave. Por tanto, es imperioso que las autoridades aseguren el financiamiento de este sistema de aprendizaje que a todas luces es de utilidad para la primera infancia.
La investigadora educativa Gabriela Walder bien resalta que “invertir en estimulación temprana es invertir menos en el tiempo en otros problemas”. Con todos estos antecedentes y argumentaciones se debe seguir apostando por esta franja como el inicio de un proceso en la educación, el conocimiento y el aprendizaje.
Además, la capacitación de los docentes debe ser impulsada en los diversos niveles ya que como generadores del conocimiento su evolución tiene que ser permanente y considerando que directamente son los que tienen a su cargo fomentar las capacidades intelectuales, sociales y morales de los alumnos.
El Gobierno debe acercar la educación a los lugares más lejanos donde la deserción escolar es muchas veces una constante por la falta de oportunidades educativas. En los momentos más duros de la pandemia la falta de tecnologías en las familias más pobres incidió en su desconexión de la enseñanza. Según datos oficiales del MEC, solo en 2021, 47.048 niños, niñas y adolescentes dejaron la educación escolar básica, el 4,8% de la matrícula del 2020.
La necesidad de una mayor y mejor inversión en infraestructura y recursos humanos es palpable cuando se observan escuelas en mal estado o aulas abandonadas y zonas donde faltan más instituciones educativas. La corrupción es uno de los principales problemas en las obras, y se nota especialmente con los recursos del Fonacide.
Según un estudio realizado por el MEC el año pasado, este indica una tendencia creciente del gasto público total en educación como porcentaje del PIB, pasando de 2,7% en 2008 al 3,7% en 2019. No obstante, admite que se encuentra muy rezagado comparado con el promedio de los países de América Latina y el Caribe.
Es imprescindible también dotar de bibliotecas adecuadas a las escuelas para que los alumnos consulten e investiguen. Otro aspecto que las autoridades deben asegurar es el almuerzo o merienda escolar, ya que una buena alimentación es vital para el aprendizaje. Las entregas tardías o en mal estado muchas veces de los alimentos deben ser superadas y sancionar a los proveedores.
La politiquería debe dejar de contaminar la educación. Los que la dirijan y apliquen las políticas públicas deben ser personas preparadas en el área para conducir a buen destino un ámbito que es clave para el desarrollo de un país. Apostar por el conocimiento y el aprendizaje es invertir en el crecimiento de las personas y de sus comunidades para abandonar la pobreza en su amplio sentido.