El investigador brasileño Tomaz Espósito realizó también una evaluación de lo que implica esta disposición.
Dijo que en el caso de Paraguay, que probablemente el país pase a depender de la cooperación de Brasil.
Dentro de ese marco, mencionó la importancia de tener el apoyo de la agencia estadounidense, alegando que maneja mucha información. Hizo referencia además a los países que tomaron la decisión de prescindir del apoyo, y finalmente determinaron la salida, citando a Bolivia.
“El problema es que se debilitará el combate y el intercambio de informaciones. El Gobierno americano tiene mucha información. Tiene un sistema de información más completo que da un panorama mayor”, consideró.
“Se debilita, principalmente en cuanto a lavado de dinero. Se fortalecen las facciones criminales. Dificulta el proceso de cooperación internacional”, advirtió el experto.
“Y luego, el Paraguay sería más dependiente de la cooperación brasileña. Creo que hay algunas cosas, pero es muy inferior a lo que Estados Unidos tiene de datos e informaciones, en relación con esta cuestión”, afirmó.
Tanto Espósito como el ex general colombiano Juan Carlos Buitrago coinciden en que una ruptura con la DEA abriría las puertas a las mafias.
“Existe el riesgo de debilitar el combate a las facciones criminales como el PCC, Comando Vermelho, que tienen brazos en varios países”, había señalado el brasileño. Además, alegó que la información de la DEA es esencial, por ejemplo, para la Policía Federal, dentro del marco de las operaciones que utiliza.
“Se debilita el combate, se debilita el intercambio de informaciones y altera significativamente el intercambio de informaciones”, fue la advertencia por parte de Espósito.
“Lo que puede suceder, y es muy probable que ocurra, fue lo que pasó en Brasil y Bolivia. Cuando el gobierno de (Evo) Morales rompió relaciones, rompió la cooperación antidrogas con Estados Unidos”, remarcó.
“Básicamente, lo que sucedió fue una transferencia de los agentes que trabajaban en Bolivia para Brasil, y la transferencia del recurso venía para Brasil”, indicó.
“Brasil repasaba ese recurso para las autoridades bolivianas, sin la misma eficacia, sin el mismo grado de precisión en las informaciones, pero fue una forma de minimizar el impacto”, fue su conclusión.
LAMENTABLE. Buitrago abiertamente calificó de lamentable la culminación del programa SIU entre la DEA y la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de Paraguay.
Resaltó que no solo en América Latina, sino en todos los continentes “funcionan mecanismos investigativos especializados antidrogas entre los Gobiernos y la Agencia Antidrogas de EEUU”.
A su criterio, se trata de “la más importante y crítica herramienta y red de cooperación global para la desarticulación de las mafias más grandes y peligrosas del narcotráfico”.
“Sin duda alguna, la decisión de las autoridades de Paraguay de eliminar esta cooperación creará un vacío muy desfavorable, que ocuparán las mafias”, fue su advertencia.
Una ex ministra de Defensa de Paraguay María Liz García también dio una visión crítica sobre lo acontecido. “Esta decisión genera una sensación de inseguridad pública, mostrando al país en un lamentable estado de retroceso y privilegiando la panacea de los grupos delincuenciales”, increpó.
ANTECEDENTES DE EXPULSIÓN. Venezuela, bajo el mandato del ex presidente Hugo Chávez, y Bolivia, con Evo Morales, habían tomado la decisión de expulsar a la DEA, en medio de fuerte tensión y acusaciones de supuesto espionaje por parte de EEUU.
Los ex mandatarios sostuvieron en su momento que la propia agencia supuestamente apoyaba el narcotráfico, y hasta conspiraba contra los opositores. En Ecuador, se dieron algunos roces también, pero se recuperó la cooperación.