Gustavo Masi presentó su renuncia el martes luego de que el presidente del Instituto de Previsión Social (IPS), Andrés Gubetich, destituyera a su coordinadora y persona de confianza, Verónica Blanco.
El ahora ex director de Infraestructura contó que esta decisión fue tomada sin ser previamente consultada, ni ser informada sobre el porqué. Este hecho, según refirió, fue una incitación directa de Gubetich para que su renuncia finalmente trascendiera.
“No me llamó (para avisar la destitución) porque él (Gubetich) es una persona que vende espejitos. Él no se animó a destituirme a mí y buscó el lado para que yo renuncie”, aseveró.
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Indicó que el presidente de la previsional lo que busca es imponerle “una persona que viene de afuera, que no conoce y que no sabe nada de lo que es el IPS”.
Masi, en contacto con radio Monumental 1080 AM, reveló discrepancias que ambas autoridades arrastraron por meses y contó que el titular de IPS lo acusó semanas atrás de ser quien “filtra informaciones a la prensa”.
Dijo que la administración actual no tiene noción de cómo manejarse y dio a entender que muchas decisiones son tomadas por cuestiones políticas.
“La actual administración no tiene idea de lo que tiene que hacerse en el IPS. Ellos no hacen reuniones de planificación de, por ejemplo, en lo que respecta a mi dirección, las obras que uno tiene que encarar a futuro o cómo”, manifestó.
Al margen de la polémica, reveló vicios de un llamado a licitación para las plantas de oxigeno. Las mismas figuran como obras de readecuación, cuando en realidad ni siquiera existen.
“El llamado no se hizo por la Dirección de Infraestructura, sino por la Dirección de Mantenimiento. El llamado dice readecuación de las plantas de servicio siendo que acá no existen, hay que construir”, precisó.
Masi, a la vez, contó que estaba bajo su manejo la construcción de cinco plantas de oxígeno de 250 metros cúbicos por un valor de G. 39.000 millones.
En ese sentido, reveló que en diciembre pasado se hizo un llamado a licitación para la construcción de una planta de 150 metros cúbicos, pero a un valor de G. 86.000 millones, llamativamente de menor tamaño pero con el doble de precio respecto al anterior.
Masi estuvo poco más de cinco años en la dirección de Infraestructura, donde fue colocado durante la administración de Benigno López.