El portavoz del Gobierno iraní, Alí Rabieí, calificó en un comunicado los informes que responsabilizan a Irán del accidente aéreo de “falsos” y de “una guerra psicológica contra Teherán”, mientras que el Ministerio de Exteriores los consideró “especulaciones sospechosas”.
Después de que fuentes de inteligencia estadounidenses apuntaran a la hipótesis del derribo, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, confirmó que su Gobierno tiene información de que el vuelo de Ukranian International Airlines (UIA) fue derribado por “un misil iraní”, pero que pudo ser por un error.
A Canadá y a los otros países que han comentado sobre este asunto se dirigió el Ministerio de Exteriores iraní, que pidió en un comunicado que compartan esos informes con los investigadores del siniestro.
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“Irán acoge con beneplácito la presencia de expertos de los países cuyos ciudadanos han muerto en el trágico accidente y solicita al primer ministro canadiense y a cualquier otro gobierno con información sobre este tema que brinde la información al comité que investiga el accidente”, dijo el portavoz de Exteriores, Abas Musaví.
El portavoz defendió que la República Islámica haya comenzado a investigar la causa de este accidente aéreo “de acuerdo con las normas internacionales y los criterios de la Organización de Aviación Civil Internacional”.
También señaló que su país ha invitado a Ucrania, como propietario del avión, y a la compañía estadounidense Boeing, como fabricante de la aeronave, a “participar en la investigación”.
La invitación a Boeing había quedado en duda después de que el miércoles la Organización de la Aviación Civil de Irán anunciara que no iba a entregar las cajas negras al fabricante o a los estadounidenses, en medio de la escalada de la tensión entre Teherán y Washington.
Esta organización publicó este jueves un informe preliminar sobre el accidente en el que apuntó que el avión sufrió un incendio antes de estrellarse.
El informe también precisó que el avión desapareció a los pocos minutos del despegue del radar y que no se recibió ningún mensaje del piloto notificando una emergencia.
Las especulaciones sobre las causas del accidente comenzaron el mismo día del siniestro, debido a que coincidió con el ataque con misiles perpetrado por Irán contra una base militar en Irak que alberga a tropas estadounidenses.
Durante la jornada del jueves, numerosos responsables iraníes, desde el ministro de Transporte al portavoz del Ejército, negaron estos rumores y apuntaron a un fallo técnico.
Sin embargo, horas más tarde los rumores pasaron a ser confirmados por Canadá y EEUU.
“Tenemos inteligencia procedente de múltiples fuentes, incluidos nuestros aliados y nuestra inteligencia. Las pruebas indican que el avión fue derribado por un misil tierra-aire iraní”, explicó Trudeau en una rueda de prensa en Ottawa.
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No obstante, añadió que las autoridades canadienses creen que el supuesto derribo del avión ucraniano “pudo haber sido no deliberado”.
Trudeau dijo que la información preliminar que posee Canadá “refuerza la necesidad de una profunda y completa investigación” y exigió a Teherán que permita el acceso de investigadores canadienses a su territorio, ya que hasta ahora no lo ha hecho.
Al menos 63 canadienses, en su mayoría de origen iraní, viajaban en el Boeing 737 que cubría la línea Teherán-Kiev y que se estrelló al poco de despegar del aeropuerto internacional Imán Jomeiní causando la muerte de sus 176 ocupantes.