“Deben ser liberados sin condiciones”, afirmó en una rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí.
“No han cometido ningún crimen”, remarcó.
El diplomático afirmó que las embajadas iraníes en Buenos Aires y Caracas continúan negociando la salida de sus cinco ciudadanos, a los que la Justicia argentina retiró los pasaportes y no les permite salir del país sudamericano.
“Lamentablemente no ha habido avances”, afirmó el funcionario iraní.
Los cinco iraníes formaban parte de la tripulación de un Boeing 747 Dreamliner de carga, que fue propiedad de la empresa iraní Mahan Air y que ahora pertenece a Emtrasur, filial del Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa), empresas que están sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
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La aeronave ingresó en Argentina el pasado 6 de junio procedente de México, haciendo escala en Venezuela, presuntamente para trasladar cargamento a una empresa automotriz, y dos días después despegó para ir a Uruguay a cargar combustible, pero aterrizó nuevamente en el aeropuerto argentino de la localidad bonaerense de Ezeiza porque el país vecino no habilitó su aterrizaje.
La tripulación del avión está formada por cinco iraníes y catorce venezolanos y argentinos.
A mediados de junio, un juez argentino ordenó la retención de los pasaportes de los miembros iraníes de la tripulación, quienes tienen plena libertad de movimientos, mientras se investiga si uno de ellos tiene relación con la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Argentina e Irán mantienen unas distantes relaciones desde el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina en Buenos Aires, que causó 85 muertos en 1994 y que se relacionó con Teherán.