Según el comunicado, el error se debió a que “en esa situación muy delicada y de crisis” el Boeing 737 se situó cerca de un centro militar de los Guardianes de la Revolución con “una altura y una posición de vuelo de un objetivo enemigo”.
Las Fuerzas Armadas explicaron que tras las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, y comandantes de ese país, de “tomar como objetivo una serie de lugares en el territorio de la República Islámica en caso de que haya una operación recíproca (...), estaban en el más alto nivel de alerta”.
El comandante de la Fuerza Aeroespacial de este cuerpo militar de élite, Amir Alí Hayizadeh, dijo en una comparecencia televisada que el operador, antes de disparar, trató de contactar con sus mandos para obtener la aprobación, pero el sistema de comunicación dio error y tomó “una mala decisión”.
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Por su parte, el presidente iraní, Hassan Rouhani, calificó el derribo del avión Boeing 737-800 siniestrado el miércoles último, en el que murieron 176 personas, como una “gran tragedia y un error imperdonable”.
Poco antes del derribo del avión ucraniano, Irán había efectuado un ataque con misiles contra una base aérea en Irak que alberga a tropas estadounidenses, en venganza por el asesinato días antes del general Qasem Soleimani en un bombardeo selectivo de EEUU.
La nota también apuntó que el error estuvo motivado por “el aumento sin precedentes de los movimientos aéreos en la región”, en especial de “vuelos de guerra de las fuerzas estadounidenses alrededor del país”.
“En esa situación, por un error humano e involuntariamente el avión fue atacado y se provocó el martirio de un grupo de nuestros compatriotas y algunos extranjeros”, admitieron las Fuerzas Armadas.
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En el avión de Ukranian International Airlines (UIA) viajaban 169 pasajeros, entre ellos 82 iraníes y 63 canadienses, aunque estos últimos en su mayoría de origen iraní, y nueve tripulantes ucranianos.
El aparato se estrelló al sur de Teherán el pasado miércoles poco después de despegar del aeropuerto internacional Imán Jomeiní con destino a Kiev, causando la muerte de sus 176 ocupantes.
Las especulaciones sobre la posibilidad de un caso de derribo comenzaron el mismo día del siniestro y cobraron un tono oficial cuando el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo el jueves que su Gobierno tenía información de que el Boeing 737-800 fue alcanzado por “un misil tierra-aire iraní".
Sin embargo, ayer, durante toda la jornada, tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores como la Organización de la Aviación Civil de Irán negaron la hipótesis del misil.