Entre esos objetivos había un búnker que contenía “decenas de millones de dólares” en efectivo y oro, agregó.
Estos ataques muestran que el ejército israelí, en guerra abierta contra Hezbolá desde hace casi un mes, busca socavar las capacidades del grupo para financiarse.
Hezbolá construyó su base social en áreas chiitas de Líbano aportando protección, servicios sanitarios, educativos y financieros en un Estado corroído desde hace tiempo por el sectarismo y la corrupción.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó el lunes los “daños considerables a instalaciones civiles” por estos bombardeos contra Al Qard Al Hasan.
SANCIONADA POR EEUU. Esta institución está sancionada por Estados Unidos, que acusa a Hezbolá de utilizarla como tapadera de las actividades financieras del grupo y acceder al sistema financiero internacional.
El Ejército israelí también prosigue sus operaciones terrestres en el sur de Líbano, con el objetivo de permitir que unos 60.000 israelíes desplazados por los disparos de proyectiles del grupo chiita puedan volver a sus casas.
Al menos 1.489 personas han muerto en Líbano desde el 23 de septiembre, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales. A mediados de octubre, la ONU contabilizó cerca de 700.000 desplazados.
En Siria, el Gobierno afirmó que dos civiles murieron en un ataque aéreo israelí contra un distrito de embajadas de la capital, Damasco.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), en las inmediaciones se celebraba una ceremonia en memoria del dirigente de Hamás Yahya Sinwar, asesinado por soldados israelíes en Gaza el 16 de octubre.
Dos fuentes de Hamás indicaron que el movimiento islamista palestino será dirigido temporalmente por un comité con sede en Catar.
Los enfrentamientos a ambos lados de la frontera libanesa comenzaron después del ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre de 2023, que resultó en la muerte de 1.206 personas, en su mayoría civiles, según un recuento basado en cifras oficiales israelíes y que incluye los rehenes que murieron en cautiverio en Gaza.
De las 251 personas secuestradas durante el ataque, 97 permanecen cautivas en Gaza, de las que 34 fueron declaradas muertas por el ejército.
El ataque desencadenó la guerra en Gaza que ha matado a 42.603 personas, en su mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud en el territorio dirigido por Hamás, unas cifras que la ONU considera confiables.
El 6 de octubre, Israel lanzó una importante campaña aérea y terrestre en el norte del territorio palestino con el objetivo, según su ejército, de evitar que los combatientes de Hamás se reagrupen.
Según la agencia de ONU para refugiados palestinos, la UNRWA, al menos 400.000 personas están atrapadas en el norte del territorio palestino.
“Si no morimos por los bombardeos y los disparos, moriremos de hambre”, declaró Umm Firas Shamiyah, residente desplazada de 42 años. Hace apenas un mes, las bulliciosas calles del sur de Beirut estaban abarrotadas de tráfico, familias paseando y jóvenes en las cafeterías. Ahora, reina el silencio en este abandonado bastión de Hezbolá.