El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ordenó el miércoles a sus tropas preparar una operación contra Rafah, limítrofe con Egipto, tras rechazar las exigencias de Hamás, en el poder en Gaza, para un alto el fuego.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, advirtió, sin embargo, el jueves sobre los riesgos de esa ofensiva, que Israel justifica por considerar que Rafah es uno de “los últimos bastiones” de Hamás, tras cuatro meses de guerra.
“Aún no hemos visto ninguna prueba de una planificación seria de una operación de ese tipo, y realizar una operación de ese tipo ahora sin planificación y sin reflexión en una zona donde se albergan un millón de personas sería un desastre”, declaró en Washington el vocero adjunto del Departamento de Estado, Vedant Patel.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, destacó al término de una gira regional que aún veía “margen para un acuerdo” e instó a Israel a “proteger” a los civiles.
Las tropas israelíes se centran sobre todo en Rafah, donde se hacinan 1,3 millones de los 2,4 millones de habitantes de la Franja, la mayoría desplazados por los enfrentamientos. Un periodista de la AFP contó hasta siete bombardeos israelíes en Rafah durante la noche. “Estos bombardeos son la prueba de que Rafah no es un lugar seguro”, dijo Umm Hassan, una mujer de 48 años cuya casa resultó dañada. El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que una ofensiva terrestre en Rafah “aumentaría exponencialmente lo que ya es una pesadilla humanitaria”.