“Hemos dado la orden a las fuerzas de defensa israelíes de preparar una operación en Rafah, así como en dos campamentos [de refugiados], los últimos bastiones restantes de Hamás”, explicó Benjamin Netanyahu en un mensaje televisado.
También descartó la idea de una pausa en los combates, asegurando que la victoria sobre el movimiento islamista palestino es “una cuestión de meses” gracias a la “continuación de la presión militar”.
Estas declaraciones coinciden con la visita a Israel del jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, que expresó el miércoles su esperanza de llegar a un acuerdo para liberar a los rehenes.
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“Queda mucho trabajo por hacer, pero estamos muy concentrados en hacerlo y, con suerte, poder retomar la liberación de los rehenes que fue interrumpida”, declaró Blinken en Jerusalén, en alusión al centenar de cautivos que fueron puestos en libertad a finales de noviembre durante una tregua de una semana.
Una nueva ronda de negociaciones empezará el jueves en El Cairo, auspiciada por Egipto y Catar. El objetivo es alcanzar “un alto el fuego, el fin de la guerra y un intercambio de prisioneros”, informó un funcionario egipcio a la AFP.
Una fuente de Hamás aseguró que el grupo palestino había aceptado participar en las negociaciones. La semana pasada, otra fuente de Hamás afirmó que la propuesta incluía una pausa de seis semanas en los combates y un canje de prisioneros, así como más ayuda para Gaza.
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Pero las negociaciones han continuado desde entonces. En su quinta gira por Oriente Medio desde el inicio del conflicto, el 7 de octubre, Blinken se reunió este miércoles con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
La presión por un alto el fuego ha crecido cuando las fuerzas israelíes avanzan hacia Rafah, una ciudad del sur de la Franja de Gaza fronteriza con Egipto, donde se refugió más de la mitad de la población del pequeño territorio palestino.
Desde Jerusalén, Blinken urgió a que entrara más ayuda humanitaria a Gaza, cuyos 2,4 millones de habitantes sufren escasez de agua, comida, medicamentos y combustible.
“Todos tenemos la obligación de hacer todo lo posible para llevar la ayuda necesaria a los que la necesitan desesperadamente”, insistió, antes de viajar hacia Cisjordania ocupada, donde se reunió con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás.
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El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que si el ejército israelí avanzaba hacia Rafah, “aumentaría exponencialmente lo que ya es una pesadilla humanitaria con incalculables consecuencias regionales”.
La guerra estalló el 7 de octubre con un ataque de Hamás en el sur de Israel que se saldó con la muerte de más de 1.160 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales israelíes.
Los milicianos islamistas también secuestraron a unas 250 personas y unas 132 siguen en Gaza, incluidas 29 que se cree han fallecido.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva militar que ha matado a 27.708 personas en la Franja de Gaza, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Hamás, que gobierna el territorio.
Al menos 123 personas murieron en las últimas 24 horas, precisó la misma fuente.
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El miedo es constante entre los habitantes hacinados en el extremo sur de Gaza.
“Me aterra la idea de que Israel comience una operación terrestre en Rafah”, declaró desde Rafah Dana Ahmed, de 40 años, que huyó con sus tres hijos de Ciudad de Gaza.
“No puedo imaginar lo que pasará con nosotros”, dijo. "¿Dónde iremos ahora? La situación es catastrófica. Siento que estoy viviendo una película de terror”, añadió.
Israel informó que entrará a Rafah en busca de combatientes de Hamás.
Este miércoles, el ejército anunció el descubrimiento y posterior destrucción de un túnel de más de 1 kilómetro en el que Hamás retuvo a unos 12 rehenes desde octubre.
En las últimas semanas, la violencia se ha recrudecido también en Líbano, Irak, Siria y Yemen, donde grupos apoyados por Irán han lanzado ataques en apoyo a Hamás, generando respuestas de Israel, Estados Unidos y sus aliados.
Los rebeldes hutíes de Yemen llevan semanas atacando barcos en el mar Rojo y en el golfo de Andén en solidaridad con los palestinos, unas acciones que afectan al comercio marítimo global y han generado respuestas de Estados Unidos y Reino Unido.
Fuente: AFP.