Desde varios referentes nacionales se realizaron cuestionamientos sobre el manejo actual de Itaipú para garantizar que se respeten los intereses nacionales en la renegociación del Anexo C. Mientras Brasil ya está tomando decisiones anticipadas, dando por hecho un determinado resultado, Paraguay sigue sin mostrar señales claras y sobre todo escenarios alternativos de negociación.
Uno de los más preocupantes es la ausencia de una estrategia como segunda mejor opción, es decir, suponiendo que baje la tarifa. En este sentido, no se conoce con exactitud el estado de los planes de ampliación de la infraestructura necesaria para que Paraguay contrate el 100% de la energía que le corresponde de las binacionales.
El equipo negociador del Anexo C del Tratado de Itaipú tiene en sus manos una de las negociaciones más importantes para el país para el próximo siglo. Además de idoneidad técnica e impecable trayectoria ética y profesional de las personas que lo integren, la negociación debe realizarse en un contexto en el que la soberanía nacional y el respeto a los intereses paraguayos queden claros para la otra parte.
Entrar a una negociación con un equipo sin la debida formación y con antecedentes de dudosa moral, con un liderazgo débil y en un contexto político complejo para ambos países obstaculizarán cualquier posibilidad de que el resultado sea la mejor opción posible para ambos países.
Paraguay tiene la oportunidad de mostrarle al mundo que puede convertirse en un país con altos niveles de crecimiento económico y bienestar social, utilizando energía limpia y contribuyendo con la sostenibilidad ambiental global.
Este Gobierno puede quedar en la historia nacional y mundial si logra llevar adelante una negociación que convenga a todos, pero para ello será necesario aunar esfuerzos y concertar una estrategia sustentada en el trabajo profesional que genere legitimidad social y política y respeto por parte del Brasil.
La renegociación debe ser una causa nacional, pero ello requiere condiciones adecuadas, en la que converjan una propuesta técnica impecable, un liderazgo sostenido por el respeto y apoyado en la soberanía nacional y el apoyo popular.
Para eso necesitamos compromiso con la patria ahora y en el momento de la negociación, así como una interlocución fluida y transparente del Gobierno con la ciudadanía y los profesionales y técnicos nacionales que conocen el tema. Así como la negociación anterior nos dejó una deuda ilegítima que la debieron pagar varias generaciones, esta gestión puede dejar un legado altamente positivo si negocia con patriotismo y profesionalismo.