04 dic. 2024

Itaipú se degrada para ser Yacyretá

La negociación entre el Brasil y el Paraguay para la fijación de la tarifa de Itaipú para el año 2024 se encuentra en un punto muerto y en un aparente callejón sin salida. Este impasse que debió ser solucionado en el nivel del Consejo de Administración de Itaipú ha ido escalando hasta llegar a las cancillerías y a los mismos presidentes, convirtiendo un conflicto interno de Itaipú en un conflicto diplomático.
Según palabras del director brasileño de Itaipú Enio Verri “la discordia es mayor que nunca” y responsabilizó a Peña por la parálisis presupuestaria en Itaipú, un hecho inédito en 50 años y que afecta a empleados y proveedores de la Binacional. Desde el Paraguay desmienten esta afirmación y dicen que es una forma de presión de los brasileños para que nuestro país ceda en sus pretensiones.

Para entender el actual impasse debemos recordar que el tratado de Itaipú, en su Anexo C, define que la usina es un “centro de costo “y la tarifa de la misma debe estar dada por la suma de los costos que ella tiene.

Históricamente, el 60% de dichos costos fue la amortización de la deuda, debido a que la construcción de la usina fue financiada totalmente con préstamos. Esta deuda fue cancelada el año pasado y la posición del gobierno de Bolsonaro era que la tarifa debería reducirse en la misma proporción.

Con ese criterio, la tarifa de 22,60 dólares el Kilowatt/mes que rigió hasta el 2021 antes de pagarse toda la deuda, debería bajar a cerca de 10 dólares el kilowatt/mes.

Desde aquella época muchas personas conocedoras del tema enfatizamos la necesidad de negociar un “acuerdo puente” que regule la transición desde el momento de la cancelación de toda la deuda hasta el momento en que se tuviera acordado el nuevo Anexo C.

Este “acuerdo puente” debería consistir en encontrar un punto intermedio entre la posición brasileña de bajar la tarifa abruptamente y la posición paraguaya de mantener la misma y con eso generar unos fondos adicionales muy importantes para el Paraguay.

Eso lo hizo el gobierno de Mario Abdo y con dificultades, pero nunca paralizando la usina, fueron acordándose tarifas intermedias entre ambas posiciones.

La situación en este año 2024 fue diferente. Por un lado, la buena noticia fue que el Brasil de Lula, a diferencia de Bolsonaro, no propuso bajar la tarifa, sino mantener la que estaba vigente para el 2023, lo que facilitaba enormemente la negociación.

Pero la mala noticia fue que nuestro gobierno, en lugar de aceptar esa tarifa y negociar que la misma se mantenga durante los 4 años de Lula –lo cual iba a generar para Paraguay unos 500 millones de dólares al año– planteó subir la tarifa a los valores que regían antes del pago de la deuda.

Para cualquiera que conoce la situación interna del Brasil y la necesidad política que tiene Lula de bajar la tarifa eléctrica a los consumidores brasileños, esta posición paraguaya es lo que se llama en el mundo de las negociaciones un “deal-breaker” un punto donde se rompe la negociación.

Para empeorar aún más la situación, el viaje de Peña con varios ministros para reunirse con Lula en Brasilia elevó este conflicto al más alto nivel y convirtió un problema de tarifa en un problema diplomático y político. Es lamentable que una empresa como Itaipú, que desde el punto de vista operativo y financiero funcionaba correctamente y que ha pagado totalmente la deuda de su construcción, hoy se encuentre presupuestariamente paralizada por la incapacidad de sus líderes en ponerse de acuerdo.

Los griegos usaban el teatro como elemento del aprendizaje democrático. En la tragedia griega siempre existía un héroe trágico que se creía dueño de toda la verdad y el coro, que representaba al pueblo, procuraba que el héroe se modere, que transija y que no se deje llevar por la pasión que lo arrastre a la tragedia final.

Para Itaipú la tragedia sería convertirse en otro Yacyretá, una empresa con una tarifa que no cubre sus costos, con una deuda impagable y totalmente quebrada.

Sería lamentable que eso ocurriera.

Más contenido de esta sección