¿Será que Horacio Cartes se compró un penthouse en el complejo edilicio del Jade Park? De ser cierto, eso podría explicar por qué el proyecto sigue adelante pese a la resistencia de los vecinos. Conste que el caso no ha merecido mucha atención, con el argumento de que se trata de un barrio residencial, que tampoco es un argumento válido. Ante Dios somos todos iguales, y ante el delito también. Concedo que hay delitos mayores y menores, desde los ambientales hasta los de lesa humanidad, y este más bien pertenece al primer grupo. Sin embargo, eso no es motivo para aceptarlo como una cosa natural porque, como dijo Martín Fierro, el vicio no termina donde comienza.
Precisamente, porque existe el vicio de atropellar las reglas legales, no se debe aceptar ningún atropello como algo natural. Con el argumento de que “esto no es tanto”, la vida en Asunción se convierte en un infierno. La polución sonora, la contaminación del aire, la emergencia de las aguas negras son algunos de los daños que vemos todos los días, en mayor o menor medida.
Ese tipo de degradación de la vida urbana, además de violar reglas municipales, viola la Constitución, cuyo artículo 38 dice expresamente: “Toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a reclamar a las autoridades públicas medidas para la defensa del ambiente, de la integridad del hábitat, de la salubridad pública, del acervo cultural nacional, de los intereses del consumidor y de otros que, por su naturaleza jurídica, pertenezcan a la comunidad y hagan relación con la calidad de vida y con el patrimonio colectivo”.
Cuando los afectados piden el cumplimiento del artículo 38, le dicen que no se puede ser tan exigente, que debe tener paciencia.
Por otra parte, el artículo 38 tiene relación con algo que ahora se reivindica, que en inglés se llama the commons, y que se podría traducir como bienes comunes. La expresión viene de la Edad Media, cuando existían bienes campos comunales, donde cualquier campesino podía hacer pacer sus animales, cortar leña, sacar agua, etc. Al cabo de varios siglos, esos campos fueron cercados en beneficio de la aristocracia en casi toda Europa, aunque aún subsisten campos comunales en ciertas regiones de Suiza y de Alemania, y son muy bien mantenidos.
Pero no se trata solo de bienes materiales que pertenecen a la comunidad, sino también de bienes inmateriales, como la cultura. Un ejemplo es Wikipedia, creada con la colaboración de miles de personas y que sirve para todos. También entran en la categoría ciertos principios y normas de conducta, que garantizan la calidad de la vida. No todo es público ni todo es privado: en el medio están los bienes comunes (the commons), que la ciudadanía puede y debe reivindicar, como los hacen los vecinos de Trinidad.