“Está hospitalizado en Orlando, haciéndose análisis” por unos dolores abdominales, afirmó esa fuente sobre el estado de salud del ex gobernante, que dejó el poder el pasado 1 de enero, cuando le sucedió el progresista Luiz Inácio Lula da Silva.
Según la prensa brasileña, el ex jefe de Estado está en el AdventHealth Celebration de Orlando, en el estado de Florida, aunque una operadora de esa clínica aseguró que el líder ultraderechista no se encuentra allí.
La esposa del ex gobernante, Michelle Bolsonaro, señaló en redes sociales que su marido está “en observación” en el hospital por una “incomodidad abdominal”.
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Esos problemas gástricos, según Michelle, son consecuencia de la “puñalada que Bolsonaro recibió” el 6 de setiembre de 2018 durante un acto electoral en la ciudad de Juiz de Fora, y por la que tuvo que pasar varias veces por el quirófano.
Como consecuencia de ese atentado, el capitán retirado del Ejército también ha sufrido problemas en el aparato digestivo que le han obligado a ser hospitalizado en diversas ocasiones durante su mandato, que empezó en enero de 2019 y terminó el 31 de diciembre de 2022.
Una de las últimas veces que estuvo ingresado fue en enero del año pasado, aunque esa vez no fue necesario operar y la obstrucción intestinal que padecía se deshizo con el paso de una sonda.
Bolsonaro abandonó Brasil, el pasado 30 de diciembre, dos días antes de la investidura de Lula, a quien todavía no ha felicitado por su victoria en las elecciones del pasado mes de octubre, y puso rumbo a Florida sin previsión oficial de volver a su país.
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Su hospitalización coincide con el frustrado intento de golpe de Estado que perpetraron el domingo miles de sus seguidores más radicales en Brasilia, donde invadieron y vandalizaron las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema durante cuatro horas y media.
Bolsonaro rechazó de forma tibia la insurrección de sus partidarios y cargó contra Lula, quien acusó al ahora ex gobernante de “estimular” a sus simpatizantes a atacar la democracia brasileña.