Estas dos galaxias se están precipitando la una contra la otra en un proceso conocido como fusión de galaxias; su colisión ha desencadenado una frenética oleada de formación estelar conocida como brote estelar, creando nuevas estrellas a un ritmo más de veinte veces superior al de la Vía Láctea, explica la Agencia Espacial Europea (ESA) en su web.
Este sistema es especialmente brillante en longitudes de ondas infrarrojas, lo que lo convierte en “un campo de pruebas perfecto” para la capacidad del Webb de estudiar galaxias luminosas, y es posible que estas galaxias fusionadas estén en proceso de formar un agujero negro supermasivo.
Para captar esta nueva imagen, se utilizaron los instrumentos MIRI, NIRSpec y NIRCam del telescopio James Webb.
Gracias a esto, se han conseguido una gran cantidad de datos que permitirán a la comunidad astronómica explorar plenamente cómo “las capacidades sin precedentes” del Webb ayudarán a desentrañar las complejas interacciones en los ecosistemas galácticos, continúa la ESA, que junto a la agencia espacial estadounidense NASA y la canadiense CSA han hecho posible este telescopio.
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La fusión de estas dos galaxias lleva mucho tiempo interesando a los astrónomos y el sistema ya había sido observado por el Hubble y por otros telescopios espaciales.
Los “valiosos datos” que ahora se han logrado habían estado bloqueados por una gruesa banda de polvo para telescopios como el Hubble; la sensibilidad infrarroja del Webb y su “impresionante resolución” en esas longitudes de onda ha permitido ver más allá del polvo.
“Esto ha dado como resultado la espectacular imagen”, cuyos datos se han publicado en la revista Astrophysical Journal.