El embajador paraguayo ante Japón, Raúl Florentín Antola, contó cómo el arpa paraguaya y el ñanduti encantan a todos en tierras asiáticas. En Japón existen institutos dedicados a enseñar estos elementos muy valorados.
“La migración ha logrado un relacionamiento mucho más fuerte que se ha prolongado a través del tiempo. Migrantes paraguayos que han ido al Japón han retornado al país, pero han vuelto nuevamente a la tierra del Sol Naciente donde habitan en diferentes puntos”, comentó Florentín a través de un comunicado.
El diplomático mencionó que el aprecio por la cultura paraguaya se debe a una amistad muy cercana con el Japón, que trasciende incluso la geografía que nos separa.
“Me ha sorprendido mucho, cuando llegué al Japón, cómo la gente está encantada con el ñanduti y con el arpa paraguaya. Existen 2.500 arpistas o 3.000, sin exagerar, que usan el arpa paraguaya, no otra arpa, sino el arpa paraguaya, que tiene su estilo propio, sobre todo son mujeres”, detalló.
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Para el embajador, mucho se debe a la influencia de músicos como Luis Alberto del Paraná, a quien todavía se lo recuerda muy bien allá, y a paraguayos de origen japonés, que vivieron en el país y llevaron la tradición del arpa paraguaya y del ñanduti.
Según Florentín, otra influencia importante es debe a Lucía Shiomitsu, quien de niña vivió en Paraguay y luego volvió a Japón. Su papá le regaló un arpa paraguaya, elemento que la enamoró, al volver a Japón promocionó el instrumento generando una cantidad de seguidores y estableciendo un instituto de enseñanza.
Actualmente, en Japón cuentan con varios institutos para enseñar el arpa paraguaya, explicó el representante paraguayo. Recordó a otra pareja integrada por un paraguayo y una japonesa, Enrique Carrera y Arisa, que se conocieron en tierra guaraní y formaron otro instituto del arpa con más de 100 alumnos.
“Todos los alumnos que tienen las diversas academias de enseñanza de arpa aprenden sobre el arpa paraguaya, y los estudiantes japoneses compran el arpa llevadas desde aquí. Ellos ejecutan el repertorio de la música paraguaya, como Tren lechero, Pájaro Campana entre otros y por supuesto música japonesa”, narró.
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En cuanto al ñanduti, destaca el instituto instalado en Tokyo, dedicado a enseñar la técnica para realizar el tejido. El instituto fue creado gracias a una pionera, Elena Eiguatani.
“Elena publicó dos libros sobre el ñanduti en japonés, sobre la técnica y el otro sobre lo que se puede hacer con el ñanduti”, reveló.
Indicó que cada vez hay más personas aprendiendo a hacer nuestro tejido típico aplicando a carteras, vestidos, accesorios como aritos, entre otros.
La migración japonesa llegó al Paraguay en 1936 y se instaló en la colonia La Colmena, posteriormente donde se instalaron y hoy representan unas diez mil personas que residen en Paraguay.