Milei sostuvo por la mañana una reunión con dirigentes de la Sociedad Rural Argentina, la entidad que nuclea a los productores. Allí prometió reducir impuestos a las exportaciones el año próximo, reportó el diario La Nación.
El mandatario asumió el cargo el 10 de diciembre del año pasado diciendo que no había “alternativa al shock” para un Estado patológicamente endeudado y con una inflación rampante.
Ahora se jacta de haber vaticinado la dureza de su ajuste: “Eso es lo que nos dio crédito para llevar adelante la tarea que pusimos en marcha durante todo este año”, señaló en un discurso ante empresarios la semana pasada.
LOGROS. En apenas un mes de Gobierno logró exhibir el primer superávit fiscal en una década. También consiguió bajar la inflación del 25,5% en diciembre –cuando devaluó el peso 52%– al 2,7% en octubre, último dato disponible. Así, el riesgo país bajó de 3.000 puntos a menos de 740, un mínimo histórico.
A caballo de un discurso confrontativo en el que propuso “terminar con la casta” política y luchar contra “la izquierda empobrecedora”, Milei eliminó además más de 30.000 puestos de trabajo en el sector público, redujo ministerios y dependencias del Estado, paralizó las obras públicas y puso orden para evitar que las protestas bloqueen las arterias perjudicando el libre tránsito de los ciudadanos.
ALTO NIVEL DE APROBACIÓN. A pesar de dos huelgas generales y algunas manifestaciones tensas -sobre todo en defensa de la universidad pública-, Milei presume de un apoyo estable que confunde a sus críticos: en torno al 45% de imagen positiva, e incluso cerca del 50% según algunos sondeos recientes.
“Somos el gobierno que el primer año tiene el mejor nivel de imagen y confianza después de haber hecho el ajuste más grande la historia de la humanidad”, dijo el miércoles pasado.
Si bien hay “un éxito fundamental” en términos de estabilización económica, “el costo económico-social ha sido grande. La pregunta es si son costos pasajeros o duraderos”, dijo Gabriel Vommaro, sociólogo de la Universidad de San Martín.
La pobreza saltó 11 puntos porcentuales durante los primeros seis meses de gobierno de Milei, una escalada histórica, para alcanzar 52,9%, de acuerdo con los últimos datos disponibles del estatal instituto de estadísticas Indec.
“El Gobierno aplicó un muy fuerte ajuste ortodoxo para ordenar algunas variables macroeconómicas con un costo social elevado”, al devaluar la moneda, desregular la economía y eliminar subsidios sin compensar el impacto en los precios...”, informó el Centro de Economía Política.
Mientras tenían lugar estas transformaciones en lo económico y social, Milei emprendió además una “batalla cultural” contra políticos y periodistas, a quienes acusa de corruptos; la justicia social, a la que considera “una aberración”; y el Estado, al que dice querer destruir “desde adentro”.