Prigozhin irá a Bielorrusia, según la presidencia rusa, sin que se sepa aún el domingo cuándo abandonará Rusia. Tampoco ha trascendido dónde se encuentra actualmente el jefe de las milicias.
En una operación de unas 24 horas que llevó a sus hombres a menos de 400 km de Moscú, Prigozhin desafió frontalmente la autoridad del presidente ruso, antes de dar marcha atrás y ordenar el regreso de sus combatientes a sus bases, tras una mediación del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, único aliado en Europa del Kremlin.
Los mercenarios se estaban retirando de la región de Voronezh, fronteriza con Ucrania, indicaron el domingo las autoridades locales, que aseguraron que todo se desarrollaba “sin incidentes”.
También abandonaron la región de Lipetsk, al sur de Moscú.
Sin embargo, en la capital rusa y sus alrededores, el “régimen de operación antiterrorista”, instaurado la víspera a raíz del motín, seguía el domingo en vigor.
Imponentes patrullas de policía permanecían desplegadas a lo largo de la principal carretera que lleva a la salida de Moscú, en el sur de la capital, constató una periodista de la AFP.
En la región moscovita, las restricciones de circulación en la autopista que une Moscú con Rostov (suroeste), centro neurálgico de las operaciones rusas en Ucrania, también seguían vigentes el domingo, según Avtodor, a cargo de las autovías en Rusia.
En Moscú, el lunes será un día feriado, decretado el sábado por el alcalde de la ciudad, Serguéi Sobyanin, ante una situación “difícil”.
Prigozhin anunció el sábado por la noche que ponía fin a la rebelión, iniciada un día antes en Rostov, para evitar un “baño de sangre”.
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Conforme al acuerdo alcanzado con Lukashenko, el líder de Wagner podrá marcharse a Bielorrusia y evitar ser encausado judicialmente en Rusia, al igual que sus combatientes, habida cuenta de los “méritos en el frente” ucraniano del grupo paramilitar, aseguró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
El grupo paramilitar ha tenido un papel clave junto al ejército ruso en la ofensiva en Ucrania.
Las autoridades rusas nunca habían mostrado una actitud tan clemente con sus detractores, máxime en un contexto de implacable represión contra opositores y críticos de Putin y la operación contra Ucrania.
Para el consejero presidencial ucraniano Mijailo Podoliak, “Prigozhin humilló a Putin/al Estado y demostró que ya no existe un monopolio legítimo de la violencia” en Rusia.
“El Kremlin se ve confrontado ahora a un equilibrio profundamente inestable (...). La rebelión de Prigozhin revela serias debilidades”, señala una analista del centro de reflexión estadounidense Institute for the Study of War (ISW).
En Rostov, el sábado por la noche decenas de personas vitorearon a los paramilitares, gritando: "¡Wagner, Wagner!”, cuando abandonaban la ciudad, con su jefe al frente del convoy.
“La crisis de las instituciones y de la confianza no eran evidentes para muchos en Rusia y en Occidente. Hoy está claro”, dice Konstantin Kalachev, un politólogo ruso independiente. “La manera en que la población de Rostov se mostró en la salida de Wagner dice mucho”, apunta.
Aunque los términos del acuerdo siguen sin conocerse, parece que el presidente Lukashenko, aliado de Putin, tuvo un papel crucial. Según su oficina, es él quien consiguió que el jefe de Wagner detuviera su avance hacia Moscú.
El Kremlin agradeció la iniciativa del mandatario bielorruso.
Confrontado con este motín a su mayor desafío desde su llegada al poder hace más de dos décadas, Putin denunció una “traición” y advirtió del riesgo de una “guerra civil”.
Estados Unidos y los aliados occidentales, que apoyan a Ucrania, siguieron de cerca el desarrollo de la crisis.
Según el Washington Post y el New York Times, los servicios de inteligencia estadounidenses habían alertado a la Casa Blanca sobre la inminencia de la rebelión de Wagner un día antes de que estallara.
“El mito de la unidad de la Rusia de Putin se acabó”, dijo el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani. “Esta escalada interna divide la alianza militar rusa”, agregó al diario Il Messaggero.
La diplomacia rusa advirtió el sábado a las potencias occidentales contra cualquier intento de “aprovechar” esta rebelión para promover sus propósitos antirrusos, en pleno conflicto en Ucrania.
Moscú también aseguró que este motín no afectaría a su ofensiva.
El ministro chino de Relaciones Exteriores, Qin Gang, recibió el domingo en Pekín al viceministro ruso de Exteriores, Andrei Rudenko, indicó el Gobierno chino, el primer encuentro público entre diplomáticos de ambos países tras el motín de Wagner.
Y Corea del Norte expresó su firme apoyo a Rusia para poner fin “con éxito” a la rebelión.
Fuente: AFP.