En una entrevista con Efe, Zepeda señala que “en ocasiones las experiencias de la vida cotidiana que nos toca contar en las crónicas parecen inverosímiles, pues contadas hasta la saciedad una y otra vez rompen todos los criterios de tolerancia humana”.
Se trata de un sentimiento que experimentan los corresponsales de guerra que a menudo se ven impotentes para traducir en palabras o imágenes los niveles de inhumanidad que observan.
“Es ahí donde la narrativa permite traspasar la imagen fría y tratar de entender estas pulsiones que llevan a un vecino a agredir a otro, a saber qué hay en el alma de un policía mexicano en Iguala que es capaz de matar a casi 40 estudiantes de magisterio desarmados y asesinarlos como si estuvieran en Ruanda o en un campamento de exterminio nazi”, relata el autor.
Construye el personaje protagonista de Milena, una joven croata de una belleza especial, a partir de experiencias que ha tenido como periodista: “He conocido a muchas mujeres que han acabado en las garras de las mafias de la prostitución en su versión más salvaje y a eso se añade lo que he podido aprender de las redes de tratas de personas que, con la globalización, han adquirido su peor rostro”.
El caso de Milena, que acaba en la costa marbellí, en el sur de España, como prostituta de lujo para gente muy poderosa, lleva al autor mexicano a “sacar a flote parte de lo que está pasando con el blanqueo de dinero en la corrupción”.
Utilizar las mafias rusoucranianas tan importantes en Marbella permite a Zepeda “vincular la trama al fenómeno actual de Ucrania” y trasladar a la Costa del Sol el enfrentamiento civil de la exrepública soviética a través de una historia clásica de ‘thriller’ en la que “Milena se da cuenta de que la única forma de escapar de la prostitución es a través del conocimiento de los secretos de estos mafiosos y de otros poderes de cuello blanco”.
Será a través del desvelamiento de estos secretos, añade, que Milena sentirá que tiene en sus manos un tesoro, pero “al final, pese a esta maquinación, el argumento decisivo va a ser la relación amorosa que acabará resolviendo el misterio de la protagonista”.
Zepeda optó por ubicar gran parte de su novela en Marbella, porque “el desarrollo inmobiliario en la Costa del Sol y la industria turística son tradicionalmente negocios muy favorables para el lavado de dinero, porque la cotización de un terreno se presta a la especulación y al tráfico de influencias”.
El turismo en México, añade Zepeda, es uno de los grandes filones a través de los cuales se pueden fingir ingresos difícilmente detectables por Hacienda.
Equipara el periodista mexicano a los corruptos, que “siempre se ven a sí mismos como personas decentes, nunca corruptos”, con “los que compran a una mujer que saben que está ahí en contra de su voluntad y que vuelven a casa y se sienten decentes”.
En relación a su primera novela, “Los corruptores”, “Milena o el fémur más bello del mundo” incorpora el caso del tráfico de la trata de personas, la explotación sexual, el hecho de que toda mujer hermosa en determinados momentos puede ser víctima de estas redes globalizadas, y vuelve a abordar el tema de la corrupción.
De “Los corruptores” Zepeda aprovecha asimismo a cuatro amigos mexicanos, los denominados “azules”, que “por circunstancias azarosas irán al rescate de Milena”.
Advierte Zepeda Patterson que “Milena o el fémur más bello del mundo” “no es una novela mexicana, porque actualmente los temas de corrupción cruzan todas las latitudes”.
La intención del ganador del Planeta es continuar en su tercera novela con una suerte de saga, pues se siente cautivo de la fuerza del personaje de Milena, de “su capacidad para seguir siendo un ser humano a pesar de los cientos de hombres que pasaron por ella literalmente, y lo que encierra su corazón y su cabeza es demasiado atractivo para que se quede en un solo libro”.
José Oliva