Es la historia de Carlos Duarte, el joven argentino que el pasado viernes había llegado hasta una confitería cordobesa en busca de un puesto laboral. Ese día cruzó la puerta del local sin siquiera imaginar que en su interior hallaría “un ángel” que lo ayudaría a conseguir un trabajo.
Al no contar con dinero para imprimir su currículum, lo redactó a mano y lo dejó a Eugenia, la mujer que atendía el local. Su peculiar hoja de vida fue difundida en las redes sociales de la trabajadora y en ese momento la vida de Carlos cambió.
Grata fue la noticia de este jueves en el portal del diario argentino Clarín, que narraba el final feliz del humilde joven que logró formalizarse en el mercado laboral ingresando a una de las fábricas de vidrio más grande de su provincia.
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Carlos trabajará las ocho horas reglamentarias y cobrará unos $ 16.000 al mes, más otros $ 2.500 por presentismo.
Gracias a su “impresentable hoja”, como él lo denominó, y la ayuda de la empleada de esa confitería, este joven de 21 años superó el destino de hacer changas.
Su historia
Carlos Duarte estaba desempleado desde hace cuatro meses y buscaba arduamente un puesto para mantener a su familia. Angustiado por su situación económica, decidió llamar a las puertas de todos los comercios de Córdoba. Entre lugar y lugar, llegó hasta Eugenia López, quien se conmovió con las ganas de trabajar del hombre.