29 abr. 2025

Jóvenes paraguayos ganan premio revelación en Mundial de Robótica

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Triunfadores. Los integrantes de la delegación paraguaya.

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Hasta el infinito y más allá. Con el esfuerzo conjunto de los padres, que organizaron rifas, polladas y pizzeadas, unos jóvenes estudiantes de distintas ciudades de Alto Paraná viajaron a Houston para representar a Paraguay en el Mundial de Robótica.

En el evento, realizado del 16 al 19 de abril, el equipo de Breaking Bot obtuvo el premio Brealthrough Winner.

El galardón a los nueve representantes paraguayos, integrantes del Instituto Piensa, sobresalió por su originalidad y creatividad como equipo, destacando su capacidad para innovar y resolver problemas de manera única durante la temporada.

El premio no solo estaba enfocado en el resultado final, sino también en el proceso de investigación, diseño y desarrollo del proyecto de innovación.

El equipo de Breaking Bot había obtenido durante dos años seguidos el primer lugar en el campeonato nacional de esta modalidad.

En esta segunda ocasión obtuvieron el cupo para representar al país en el Mundial de Robótica que fue realizado en el país del Norte.

Despegue

Si bien para el grupo representó un gran logro clasificar al evento había otro desafío por delante: Obtener la financiación para el viaje y la estadía.

“Fue un proceso de ocho meses. Porque en septiembre empezaron a prepararse para poder llegar al campeonato nacional, que fue en febrero, y durante todo ese proceso fue así 100% autogestión”, describió Sanie Acosta, madre de Tobías Gabriel Acosta Mareco, uno de los integrantes del team nacional.

A partir de febrero y ya con la mente puesta en Houston, los padres de los alumnos siguieron con las actividades autogestionadas.

Aunque recibieron ayuda de la gobernación, la municipalidad de Ciudad del Este y también de Itaipú y algunas firmas privadas, no alcanzaba para cubrir todo el traslado de la delegación hasta Texas.

De hecho, la comitiva original estaba compuesta por 10 alumnos y dos profesores. Pero uno de los chicos finalmente no pudo viajar por falta de recursos.

Para cubrir todos los gastos, los padres de los jóvenes fueron organizando actividades. Para ello realizaron la venta de rifas, pizzas y polladas.

La preocupación, el estrés, la incertidumbre estuvieron presentes en los días que antecedieron al viaje. El monto que debían reunir por cada niño era de USD 3.000, sin contar los viáticos.

“Me preguntaban, ¿te vas a ir al Mundial? Claro que me voy a ir, decía. Tenía esa certeza de que íbamos a irnos. No debían de preguntarme cómo, pero 100% fe era”, cuenta.

El esfuerzo por llegar al gran encuentro mundial no fue solo de los padres. Los jóvenes también pusieron su parte.

“Los chicos no tuvieron vacaciones, ni en diciembre, enero y febrero. Nada. Directo seguían con las clases y durante las vacaciones practicaban entre ocho a 12 horas por día. O sea que no fue una cosa fortuita lo que sucedió en Houston y tampoco lo fue haber ganado el campeonato nacional”, relata Sanie.

El cielo

Finalmente, los días y las noches de tensión por saber si llegaban a la meta, culminaron y el Domingo de Ramos con emoción partieron a los EEUU.

“Uno detrás de un sueño llora, se cae, se levanta, se lastima. Mil cosas pasan en el proceso. Pero al final uno puede ver que valió la pena todo ese esfuerzo y sacrificio que hace para alcanzar esa meta”, reflexiona la madre del joven.

La experiencia no solo sirvió para entrenar los conocimientos. También dejó otras enseñanzas.

“La importancia de que nuestros hijos aprendan de sus padres a soñar y luchar por alcanzar sus sueños”.

No sabía cómo, pero cuando me preguntaban si íbamos, estaba segura de que llegábamos. Era 100% fe. Sanie Acosta Madre de participante
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