18:08-10/05/07
Sao Paulo (EFE)

El pontífice, que llegó en el vehículo panorámico hasta el mismo escenario, fue acogido con música, gritos de “Viva el Papa” y sobre todo los saltos y saludos entusiasmados del público.
Unos 40.000 jóvenes invitados por las diócesis de países latinoamericanos se han reunido en el interior del estadio, pero fuera de él las estimaciones son de unas 120.000 personas, la mayoría jóvenes, entre ellas también mayores e incluso ancianos.
Antes de que abrieran las puertas del estadio de Pacaembú, un nutrido grupo de chilenos animaba la fiesta religiosa en el exterior.
Con banderas y atuendos alusivos a Chile, la centena de jóvenes del país austral comenzó a danzar y cantar, acompañada de guitarras y tambores, canciones alusivas a la religión católica y, en especial, a Joseph Ratzinger que visita por primera vez como Papa a Latinoamérica.
La joven chilena Pamela Muñoz, representante del Grupo del Camino Neocatecumenal, señaló a Efe que el domingo van a estar “unos 700 jóvenes de todo Chile en Aparecida”, pero entre hoy y mañana serán “entre 300 y 400".
La mayoría de católicos chilenos llegó a Sao Paulo en avión, pero muchos se desplazaron en autobús durante varios días por las carreteras del Cono Sur para acudir al encuentro con el pontífice, quien llegó el miércoles a Brasil para cumplir una agenda religiosa y oficial de cinco días.
“La idea de nosotros siempre es de participar en este tipo de encuentros para la juventud católica, como fue en Alemania en 2005", subrayó Muñoz.
“Con toda esta alegría nos damos cuenta que el espíritu del señor Jesucristo es el mismo en todas partes. Esta alegría (del encuentro con el Papa) es única”, agregó eufórica.
Y apuntó: “Estamos representando a los jóvenes chilenos y a muchísimos jóvenes del mundo, y nos vamos de aquí con una ‘recarga’ (espiritual) para difundir el mensaje del Papa entre los jóvenes que no pudieron venir y entre los que están alejados de la religión”.
Desde primeras horas de la tarde, el Pacaembú, donde se alza un escenario adornado con una gigantesca paloma, fue marco de actuaciones, discursos y actividades para amenizar la espera del Papa, quien camino del estadio hizo una breve parada cultural en el Memorial de América Latina, una obra del arquitecto Óscar Niemeyer.
En el exterior, permanecían decenas de miles de personas que no tenían invitación para el evento y esperaban ansiosas la llegada del automóvil panorámico del Papa al estadio, que normalmente alberga los partidos del club de fútbol Corinthians.
Entre los feligreses que quedaron fuera se destacó también la alegría y entusiasmo de un grupo argentino de oración.
Unas 50 personas con camisetas verdes y amarillas de Brasil, el país anfitrión, mezclaron los colores de las banderas de Argentina, azul y blanco, con el amarillo y blanco del Vaticano.
El sacerdote Guillermo Cassone, responsable de la excursión religiosa del Santuario Florencio Varela de Buenos Aires, estimó que cerca de 500 personas se desplazaron desde Argentina hasta Sao Paulo, muchos de ellos en autobús.
“La iglesia siempre ha tenido una gran presencia en Argentina y el carácter mariano y la religión nunca se ha perdido, a pesar de que entre la juventud hay gente no muy comprometida. Pero la vocación ha crecido y eso es un signo positivo”, agregó el religioso.
Cassone apuntó también que para la V Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (Celam), que será inaugurada por el Papa el domingo durante el último día de visita en la ciudad de Aparecida, a 170 kilómetros de Sao Paulo, Argentina presentará una propuesta para fortalecer “el programa misionero en el mundo”.
En ese sentido, el presbítero recordó que cerca de 33.000 misioneros recorren a Argentina en cumplimiento del mandato evangelizador pregonado por la Iglesia Católica.