En el año 2012, cuando Marcelo Recanate de manera poco prudente quizá reclamaba mayor transparencia, los presidentes de clubes de Primera División e Intermedia se unieron y apoyaron la gestión de Juan Ángel Napout.
Recanate reclamaba mejoras económicas para los clubes por la trasmisión televisiva de los encuentros deportivos de Primera División, principalmente para Olimpia.
Además, acusaba a Napout de supuesta malversación de fondos provenientes de la FIFA, explicaciones sobre la utilización de recursos para el fútbol femenino y de playa, y mejoramiento del arbitraje, entre otros.
Napout no recibía objeciones en su trabajo, hasta que Estados Unidos inició una investigación en su contra y hoy cumple una condena de nueve años en una penitenciaría norteamericana por fraude y asociación ilícita, tras ser acusado de cobrar al menos USD 10 millones en coimas a cambio de otorgar derechos de televisación de competencias organizadas por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
El caso fue recordado cuando la semana pasada se publicó una supuesta injerencia en las apuestas deportivas por parte del presidente del Club Olimpia, Marco Trovato.
Los presidentes de clubes de Primera División se unieron para exigir una investigación, lo cual es aplaudible y razonable.
El problema es que ninguno de los firmantes propone hasta ahora, o por lo menos no hay mucha repercusión de ello, proyectos para transparentar las cuentas de los clubes.
¿Cómo se financian los clubes? ¿De dónde sale el dinero para pagar el salario de los jugadores? ¿Cómo distribuye la Asociación Paraguaya de Fútbol el dinero de la televisación? ¿Cómo se rinden cuentas del dinero que entrega a los clubes? ¿Se hacen licitaciones para las mejoras en los estadios o son adjudicaciones directas? Son miles las interrogantes, pero las respuestas son vagas o nulas.
Hoy el fútbol paraguayo es mediocre. Los resultados están a la vista con las participaciones en las categorías juveniles y de mayores en los Mundiales de Fútbol, las cuales son paupérrimas y no consiguen conquistar glorias para el país.
Los presidentes de clubes deberían ser los más celosos custodios de las organizaciones que dirigen y exigir no solo transparencia, sino también mayores beneficios para destinarlos a divisiones inferiores.
La única forma de que el fútbol paraguayo mejore y exporte jugadores a clubes europeos rankeados en el Top Ten es invertir en la formación de jugadores en las divisiones inferiores y capacitar a los miembros del cuerpo técnico, de ser posible en el exterior, como lo hace hoy Becal con profesionales de otros ámbitos.
Pero también debe haber una mejora sustancial en los estadios deportivos. Debe haber un incentivo para jugadores, de manera que no se conformen con jugar en clubes locales, sino que aspiren a llegar a clubes emblemáticos del continente y de Europa.
Es necesario apostar al juego limpio en todos los ámbitos, y no solo para tratar de tapar fracasos dirigenciales.