Un gran cartel que reza Jujuy, energía viva da la bienvenida a los visitantes que llegan hasta la ciudad de San Salvador de Jujuy, la capital de esta provincia argentina que encierra bellezas naturales particulares, casi escondidas entre las montañas áridas, los viñedos y parajes verdosos y únicos. Jujuy es un cúmulo de sorpresas, a medida que el visitante se adentra en sus pueblitos, sus caminos y sus altos picos montañosos.
Es un destino que bien vale la pena descubrir lentamente, de a poco, para ir develando todos los detalles de su inmensa riqueza cultural, natural e histórica.
Enclavada entre las montañas de la cordillera de los Andes, que rodean a toda esta provincia, ubicada bien al norte de la República Argentina, fronteriza con Bolivia, su territorio guarda tantos parajes desconocidos, pueblitos pintorescos y coloridos más un paisaje tan versátil y diverso que llenan de una energía única al conocerlos.
Con los vuelos directos Asunción-Jujuy, inaugurados recientemente por la aerolínea de bandera paraguaya Paranair, a tan solo 1 hora y 10 minutos de viaje, los paraguayos pueden acceder a la inigualable oportunidad de conocer, como también recorrer esta hermosa provincia, de punta a punta, y descubrir sus más icónicas atracciones turísticas.
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El sitio Visit Jujuy recomienda los atractivos que no se deben de perder los visitantes primerizos de la provincia. Se puede empezar por conocer un poco la historia provincial visitando el Museo del Cabildo, ubicado en el centro histórico de San Salvador de Jujuy, lugar que sorprende gratamente al visitante que, mediante estímulos visuales, sonoros y sensoriales, puede realizar un recorrido por sus ocho salas que exhiben la historia de la provincia, desde su origen étnico, su vida colonial, la antesala a la revolución, la raíces belgranianas y su hazaña defensora, de un modo didáctico, inmersivo e innovador.
El tren solar
Adentrándose al interior de la provincia, recorriendo sus carreteras, se llega a varios pueblitos situados al borde de las cordilleras de los Andes. La primera parada puede ser Huacalera y pernoctar en su hotel, La Huacalera, para luego bajar hasta Tilcara y abordar el Tren Solar, el segundo del mundo movido a energía solar, que parte de la Quebrada de Humahuaca, parando en sus estaciones de Volcán, Tumbaya, Purmamarca, Maimará y Tilcara.
El pasaje tiene un costo de 65.000 pesos (G. 390.000 al cambio) por persona, que bien valen la pena pagar, para abordar esta moderna locomotora y atravesar los mejores paisajes rodeados de montañas, cultivos y viñedos. De vuelta, se puede bajar en Pumamarca para visitar alguna bodega de la zona, como Amanecer Andino, y probar sus vinos de producción limitada y las delicias que ofrece su restaurante, como las imperdibles empanadas jujeñas y sus platos a base de carne de llama.
Pueblito carnavalero
Otra parada recomendada por Visit Jujuy y obligada para cualquier turista es el pintoresco pueblito andino de Tilcara, famoso por sus carnavales autóctonos, que involucran a toda su población y a sus visitantes. Si quieren formar parte de las fiestas carnestolendas, en febrero, los agentes turísticos recomiendan hacer la reserva de hospedaje con tiempo, debido a que esta celebración atrae a muchos turistas de todo el mundo.
El pueblo tiene innumerables hospedajes de todo tipo, como el Palo Alto, una casa convertida en un agradable hotel, en medio de calles angostas y rodeadas de un paisaje montañoso de colores únicos. Eso sí, hay que llevar zapatos cómodos para caminar por Tilcara y subir sus calles empedradas y bien empinadas, un ejercicio más que recomendable.
Colores y sal
Por fin, después de recorrer la larga ruta nacional 52, se hace una parada en el cerro de los Siete Colores, uno de los atractivos más célebres de Jujuy. El cerro es parte de la cordillera Oriental y se caracteriza por sus distintas capas de colores, resultado de la deposición de sedimentos marinos, lacustres y fluviales en la zona hace 600 millones de años.
Tras apreciar la belleza de los colores del cerro, se puede continuar camino rumbo a las Salinas Grandes, pero para llegar a este destino, primero se debe subir por los sinuosos caminos montañosos hasta el punto mas alto, de 4.200 metros sobre el nivel del mar, y volver a bajar a 3.450 metros, que es la altura en donde se encuentra esta especie de desierto de sal, que se encuentra en la región de la Puna, entre las provincias de Jujuy y Salta, al noroeste de Argentina.
Es el cuarto salar más grande de Sudamérica y se extienden sobre un área de 212 km². Acceder a las Salinas Grandes es más directo por el lado jujeño. Al conocer este maravilloso salar, cualquiera podrá comprender que conocer Jujuy, llena de energía viva.
Para finalizar el recorrido de cuatro días por la provincia, se puede parar en el centro histórico del pueblo de Pumamarca para conocer el Paseo por Los Colorados, subir hasta el Mirador El Porito, donde se paga 450 pesos (G. 2.700) para llegar a la cima y poder apreciar el cerro de los Siete Colores y comprar algunos recuerdos en la plaza de los Artesanos.
Te quiero verde
Un paisaje absolutamente opuesto a las áridas montañas presenta la zona de las termas, como se puede observar en las termas de Reyes, una serranía verdosa, con mucho bosque, arroyos con aguas cristalinas y las termas con agua tibia para relajarse, en medio del espesor bosque y cerros que rodean el lugar.
Bien vale la pena conocer esta zona diametralmente opuesta en cuanto al paisaje, al sector dominante de la provincia enclavada entre las montañas de las cordillera de los Andes.
Para culminar la visita, se puede retornar a San Salvador de Jujuy, que ofrece a los visitantes una variedad de hoteles, como El Arribo, en pleno centro histórico de la ciudad, con un servicio de cuatro estrellas.