En una carta en tono irónico titulada “Una propuesta real”, a la que tuvo acceso EFE, el australiano de 51 años “implora” a “su señor” que se desplace a conocer la Prisión de Su Majestad Belmarsh, en el sur de Londres.
“Después de todo, la medida de una sociedad puede conocerse por la forma en que trata a sus prisioneros, y su reino sin duda se ha destacado en ese sentido”, afirma el periodista, que permanece desde 2010 en cautiverio en el Reino Unido, pese a no haber sido condenado por ningún delito.
“Qué delicia debe ser que un establecimiento tan estimado lleve su nombre”, escribe Julian Assange, que señala que, con sus 687 “súbditos leales”, el penitenciario de alta seguridad de Belmarsh “respalda el récord del Reino Unido como la nación con la mayor población carcelaria de la Europa occidental”.
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“Durante su visita, tendrá la oportunidad de deleitarse con las delicias culinarias preparadas para sus fieles súbditos con un generoso presupuesto de 2 libras (2,28 euros) al día”, denuncia el programador informático.
“Saboree las cabezas de atún trituradas y las omnipresentes formas reconstituidas que son supuestamente pollo. Y no se preocupe, porque a diferencia de instituciones menores como Alcatraz o San Quintín (en EEUU), no hay ágapes comunitarios. En Belmarsh, los presos comen solos en sus celdas, lo que asegura una máxima intimidad”, prosigue.
El antiguo hacker se refiere además a las “oportunidades educativas” que ofrece el centro, como las colas frecuentes en la trampilla de medicamentos donde los reclusos recogen fármacos “no para el uso diario” sino para salir de su confinamiento.
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Assange invita al monarca, que será coronado el sábado, a “presentar sus respetos” a su difunto amigo Manoel Santos, un homosexual que afrontaba la deportación al Brasil de Bolsonaro y se quitó la vida a ocho metros de su celda “con una tosca cuerda hecha con sus sábanas”.
En cuanto al paisaje, el programador informático tampoco escatima detalles: “Deleite sus ojos con los pintorescos cuervos que anidan en el alambre de púas y los cientos de ratas hambrientas que habitan en Belmarsh”, escribe.
“Le imploro, rey Carlos III, que visite la prisión de Su Majestad en Belmarsh, porque es un honor digno de un rey”, reza la carta firmada por Julian Assange. Y concluye: “Que la misericordia sea la luz que guíe su reino, tanto dentro como fuera de los muros de Belmarsh”.